lunes, 5 de agosto de 2019

San Juan Pablo ll y los jóvenes.

Los jóvenes siempre estuvieron muy cerca del corazón del Papa, como estuvo el joven discípulo amado durante la última cena muy cerca del corazón de Jesús. Cada vez que San Juan Pablo II se reunía con los jóvenes se repetía aquella escena del evangelio en la que el Maestro respondió a la inquieta pregunta de un joven rico, después de mirarle fijamente a los ojos, y le dijo que para conseguir la vida eterna debía vender cuanto tenía, dárselo a los pobres y seguirle. Pero como nos cuentan los Evangelios, el joven rico se marchó triste. San Juan Pablo II no quería que ningún joven del mundo se marchará triste a la vida diaria, después de haber cruzado su mirada con la de Cristo. Muestra de ello es la carta a los jóvenes que el Papa firmó el 31 de marzo de 1985. En ella decía: 

“La Iglesia mira a los jóvenes; es más, la Iglesia de manera especial se mira a sí misma en los jóvenes, en todos vosotros y a la vez en cada una y en cada uno de vosotros. Así ha sido desde el principio, desde los tiempos apostólicos. Las palabras de san Juan en su Primera Carta pueden ser un singular testimonio: -decía san Juan- Os escribo, jóvenes, porque habéis vencido al Maligno. Os he escrito a vosotros, hijos míos, porque conocéis al Padre… Os he escrito, jóvenes, porque sois fuertes y la Palabra de Dios permanece en vosotros”.

Hoy más que nunca necesitamos de la intercesión de este gran santo, para que nos ayude a cruzar nuestras miradas con la Cristo, dejarlo todo y así poder seguirle.

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