martes, 20 de agosto de 2019

Padre Jorge Loring (Apostol de la Verdad)

JORGE LORING MIRÓ. SACERDOTE JESUITA:

Nace en Barcelona el 30 de septiembre de 1921.
Ensayista, conferenciante, experto en apologética y gran defensor de la Sábana Santa.

Estudia en Madrid en el Colegio de Nuestra Señora del Pilar, marianistas.

Con tan solo 14 años, a punto de cumplir los 15, recibe la terrible llamada de que su padre había sido asesinado por los republicanos. No solo eso, también las continuas amenazas de muerte en los múltiples registros que sufren en su casa. Esta situación se hace insostenible y le aconsejan la huida. A partir de ese momento tuvo que coger las riendas de su familia, ya que era el mayor de los hermanos.

Pasada la guerra civil al P. Loring le había quedado muy grabada en su conciencia aquella consigna de los scout,  Se planteaba hacer lo máximo por el bien de los demás.

Sé decía a él mismo: (Un médico puede hacer mucho bien a los demás, pero fundamentalmente en su campo, la salud y el cuerpo humano. Algo terrenal, finito. Un sacerdote puede hacer mucho bien, pero en las almas de los demás. Las almas tienen una vida infinita, no solo terrenal. Por tanto, la labor de un sacerdote puede ser infinitamente más provechosa para los demás que la magnífica labor de un médico. La decisión era clara y estaba tomada: "Yo, sacerdote").

En 1941 ingresa en el noviciado de los jesuitas del Puerto de Santa María. En 1954, a los 33 años, es ordenado sacerdote.

Apóstol incansable, hizo innumerables viajes para predicar, denunciar la mentira, y sacar a la luz la verdad. Suyos son innumerables libros, uno de ellos, el libro Para salvarte, que ha superado el millón y medio de ejemplares vendidos, está traducido a muchos idiomas y del que existen ediciones en Europa y en América, nació precisamente de los apuntes y notas que el P. Loring preparó para impartir una catequesis para adultos.

Para cubrir las distintas factorías, se compró una Vespa y así cada día visitaba una de ellas. Fue tal el número de kilómetros que realizaba cada año que tuvo tres Vespas, a las que dejó exprimidas y luego tuvo que recurrir a un pequeño Mini.

Pero claro, la Bahía se la hacía pequeña al P. Loring. Así que primero en Vespa y luego en Mini, recorrió toda la geografía española dando conferencias, ejercicios espirituales, charlas, etc. Incluso dejó grabadas unas meditaciones para Televisión Española, que emitía por las noches a la finalización de su programación.

Era raro el pueblo o ciudad de España donde no hubiera dado el P. Loring alguna conferencia.

Viajó cantidad de veces a latinoamericano, dando conferencias y predicando la verdad.

APÓSTOL DE LA VERDAD:

A pesar de su edad,  aprendió y ejerció una inmensa labor apostólica por medio de Internet. Colocó una web, colgó sus libros, para que de forma gratuita todos tuvieran acceso a ellos. Pero sobre todo constataba a todas las preguntas que por este medio recibía de todas partes del mundo. Más de quinientas mil preguntas contestadas. En los últimos años de su vida, su preocupación constante eran las diez mil, quince mil o cuatro mil preguntas que tenía pendiente de contestar. Antes o después, según sus viajes y trabajos, todas tenían la oportuna respuesta.

Por su labor apostólica y porque siempre se consideró un gaditano más, el Ayuntamiento de Cádiz lo nombró Hijo Adoptivo de la Ciudad de Cádiz.

¿Cómo era la personalidad del P. Loring? ¿Cómo llegaba tanto su palabra? En alguna ocasión le dijeron: "Padre, usted habla a puñetazos". Y era verdad. Pero puñetazos llenos de amor, de coherencia, de verdad, de sabiduría. Y es que el denunciaba la mentira, pero con la mayor caridad que pueda dar Dios.

El P. Loring tenía una Fe sólida; ejercía una coherencia de vida; era un trabajador incansable; tenía un ansia constante de un mayor conocimiento en todos los campos del saber; comunicador vehemente y simpatía personal eran cualidades innatas de su personalidad. Pero sobre todo, presencia de Dios en todos los actos de su vida.

Sufrió también el P. Loring "su purgatorio en esta vida". Por contar alguna cosas de enfermedad, el P. Loring sufrió tres y muy graves. Un ictus le hizo caerse de la Vespa, en una ocasión. Una complicación en una operación de hernia de hiato le hizo perder el esófago y medio estómago. Por último, esas horas en moto y en aquellos años sin casco, seguramente propiciaron un cáncer de piel, en la cabeza, lo que le provoco problemas neurológicos que desencadenaron su fallecimiento.

Hubo un impresionante testimonio de un joven en la catedral de Cádiz, que después de haber visto una entrevista por el P. Loring en una cadena de televisión, este muchacho, ateo y de familia de ideología comunista, había cambiado su vida. Había visto y oído todo los que había podido del P. Loring y ahora era un ferviente católico practicante.

Confesor incansable, que en años anteriores al Concilio tenía colas en el exterior de la Iglesia de Santiago, en Cádiz, para confesarse con él. Confesor de muchos moribundos. En una ocasión yo le pregunté: "¿Cómo lo reciben? ¿Cómo los convence?" Decía: "Hay de todo, generalmente muy bien. A veces el enfermo me decía 'qué bien que haya venido, no me atrevía a pedirle a mi familia un sacerdote por no asustar'. Y la familia decía: 'No le hablamos de sacerdote, para no asustar al enfermo'".

Otras veces el rechazo era frontal. Entonces acudía a las carmelitas descalzas para que rezaran mucho por esa persona. Si seguía en su rechazo, les tenía que reñir a las monjitas, no habían rezado bien o suficiente, pues Dios seguro que quería la conversión de aquella persona. Sobran dedos en los de una mano para contar los que no terminaron arrepintiéndose de las cosas mal hechas. Yo le insistía: "¿Qué les dice?" La contestación era clara: "La verdad: La cruda y única verdad".

Solo quiero recodar una frase escrita por el P. Loring en su última carta que publicó el Diario de Cádiz, poco antes de su muerte. Decía el P. Loring: "Y lo más grande es que Dios nos ama, sea la que sea nuestra postura ante Él. Y que nos está esperando con los brazos abiertos, para darnos un abrazo como al hijo pródigo".

Falleció en Málaga el día del nacimiento de Nuestro Señor, en el año 2013, rezando el Santo Rosario, sus últimas palabras fueron, Ave María Purísima.

Yo espero que, por parte del señor obispo de Málaga, lugar de su fallecimiento, con la colaboración de sus hermanos de la Compañía de Jesús, no se tarde mucho en iniciar el proceso de beatificación de este sacerdote ejemplar, heroico, que no tenía miedo de denunciar la mentira y sacar a la luz la verdad, y que nadie de los que le conocieron dudan de su santidad. Un Sacerdote entregado al apostolado, EL APÓSTOL DE LA VERDAD.


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