sábado, 24 de agosto de 2019

7 cosas que no sabías de San Pablo VI.

7 cosas que quizás no sabías de San Pablo VI.


La mayoría de católicos conoce a San Pablo VI por ser el pontífice que llevó a término el Concilio Vaticano II, convocado e inaugurado por su predecesor San Juan XXIII.

Sin embargo, otros episodios importantes de su pontificado son poco conocidos. Eran tiempos en que los medios de comunicación no tenían el alcance que tienen hoy.

Aquí te presentamos siete cosas que quizás no conocías de San Pablo VI:

1. Lo apuñalaron dos veces

El 27 de noviembre de 1970, en el Aeropuerto Internacional de Manila (Filipinas), San Pablo VI recibió dos puñaladas por parte del pintor boliviano Benjamín Mendoza y Amor Flores, que sufría de problemas mentales. El sujeto iba disfrazado de sacerdote e intentó asesinar al Pontífice con una daga.

2. Fue el primer Papa en usar un avión

Efectivamente, San Pablo VI fue el primer pontífice en usar un avión y el primero en salir de Italia desde 1809.

3. También fue el primer Papa en visitar los cinco continentes

Lo hizo antes que San Juan Pablo II y fue apodado “Papa peregrino” antes que el pontífice polaco.

San Pablo VI realizó una visita pastoral al continente africano; en América visitó Colombia y Estados Unidos; en Europa visitó Portugal, Australia en Oceanía, y Filipinas e India en Asia.

4. Fue el primer Papa en visitar Tierra Santa desde San Pedro

En 1964 viajó a Jerusalén y se encontró con el Patriarca ortodoxo Atenágoras I, con quien celebró el levantamiento de las excomuniones mutuas, impuestas tras el Gran Cisma entre oriente y occidente de 1054.

El Papa Francisco visitó tierra Santa en el 2014 para celebrar los 50 años de este acontecimiento.

5. Fue el último Papa en tener una ceremonia de coronación

Además de ser el último Papa en recibir la corona, prescindió del uso de la tiara durante las sesiones del Concilio Vaticano II.

Eventualmente donó la tiara, un regalo de su antigua Arquidiócesis de Milán, a la Basílica del Santuario Nacional de la Inmaculada Concepción en Washington (Estados Unidos) como señal de su aprecio a los católicos estadounidenses.

6. Era apasionado a la lectura

Nino Lo Bello, veterano vaticanista estadounidense, aseguró que San Pablo VI era un apasionado a la lectura y que en su equipaje de viaje llevaba hasta 75 libros.

7. Creó cardenales a dos futuros Papas

San Pablo VI creó cardenales a Karol Wojtyla en 1967 y a Joseph Ratzinger en 1977, quienes serían luego, respectivamente, serían sus sucesores San Juan Pablo II y Benedicto XVI.







miércoles, 21 de agosto de 2019

San Pío X

En 1850 recibió la tonsura de manos del Obispo de Treviso y obtuvo una beca de la Diócesis de Treviso para estudiar en el seminario de Padua, donde terminó sus estudios filosóficos, teológicos y de los clásicos con honores. Fue ordenado sacerdote en 1858, y durante nueve años fue capellán de Tómbolo, teniendo que asumir muchas de las funciones del párroco, puesto que éste ya era anciano e inválido. Buscó perfeccionar su conocimiento de la teología a través de un estudio asiduo de Santo Tomás y el derecho canónico; al mismo tiempo estableció una escuela nocturna para la educación de los adultos, y siendo él mismo un ferviente predicador, constantemente era invitado a ejercer este ministerio en otros pueblos.



En 1867 fue nombrado arcipreste de Salzano, un importante municipio de la Diócesis de Treviso, en donde restauró la iglesia y ayudó a la ampliación y mantenimiento del hospital con sus propios medios, en congruencia con su habitual generosidad hacia los pobres; especialmente se distinguió por su abnegación durante una epidemia de cólera que afectó a la región. Mostró una gran solicitud por la instrucción religiosa de los adultos. En 1875 creó un reglamento para la catedral de Treviso; ocupó varios cargos, entre ellos, el de director espiritual y rector del seminario, examinador del clero y vicario general; más aún, hizo posible que los estudiantes de escuelas públicas recibieran instrucción religiosa. En 1878, a la muerte del Obispo Zanelli, fue elegido vicario capitular. El 10 de Noviembre de 1884 fue nombrado Obispo de Mantua, en ese entonces una sede muy problemática, y fue consagrado el 20 de Noviembre. Su principal preocupación en su nuevo cargo fue la formación del clero en el seminario, donde, por varios años, enseñó teología dogmática y, durante un año, teología moral. Deseaba seguir el método y la teología de Santo Tomás, y a muchos de los estudiantes más pobres les regaló copias de la “Summa Theologica”; a la vez, cultivó el Canto Gregoriano en compañía de los seminaristas. La administración temporal de la sede le impuso grandes sacrificios. En 1887 celebró un sínodo diocesano. Mediante su asistencia en el confesionario, dio ejemplo de celo pastoral. La Organización Católica de Italia, conocida entonces como la “Opera dei Congressi”, encontró en él a un celoso propagandista desde su ministerio en Salzano. En el consistorio secreto celebrado en Junio de 1893, León XIII lo creó Cardenal, con el título de San Bernardo de las Termas; y en el consistorio público, tres días más tarde, fue preconizado Patriarca de Venecia, conservando mientras tanto el título de Administrador Apostólico de Mantua. El Cardenal Sarto fue obligado a esperar dieciocho meses, antes de tomar posesión de su nueva diócesis, debido a que el gobierno italiano se negaba a otorgar el exequatur, reclamando que el derecho de nominación había sido ejercido por el Emperador de Austria. Este asunto fue tratado con amargura en periódicos y panfletos; el Gobierno, a manera de represalia, rehusó extender el exequatur a los otros obispos que fueron nombrados durante este tiempo, por lo que el número de sedes vacantes creció a treinta. Finalmente, el ministro Crispi, habiendo regresado al poder, y la Santa Sede, habiendo elevado la misión de Eritrea a la categoría de Prefectura Apostólica en atención a los Capuchinos Italianos, motivaron al Gobierno a retractarse de su posición original. Esta oposición no fue causada por ninguna objeción contra la persona de Sarto. En Venecia el cardenal encontró un estado de cosas mucho mejor que el que había hallado en Mantua. También allí puso gran atención en el seminario, donde logró establecer la facultad de derecho canónico. En 1898 celebró el sínodo diocesano. Promovió el uso del Canto Gregoriano y fue gran benefactor de Lorenzo Perosi; favoreció el trabajo social, especialmente los bancos en las parroquias rurales; se dio cuenta de los peligros que entrañaban ciertas doctrinas y conductas de algunos Cristiano-Demócratas y se opuso enérgicamente a ellas. El Congreso Eucarístico Internacional de 1897, en el centenario de San Gerardo Sagredo (1900), la bendición de la primera piedra del nuevo campanario de San Marcos y la capilla conmemorativa en el Monte Grappa (1901) fueron eventos que dejaron una profunda impresión en él y en su gente. A la muerte de León XIII, los cardenales se reunieron en cónclave y, después de varias votaciones, Giuseppe Sarto fue elegido el 4 de Agosto al obtener 55 de 60 votos posibles. Su coronación tuvo lugar el siguiente Domingo, 9 de Agosto de 1903.



En su primera Encíclica, deseando revelar hasta cierto punto su programa de trabajo, mencionó el que sería el lema de su pontificado: “instaurare omnia in Christo” (Ef 1,10). En consecuencia, su mayor atención giró siempre sobre la defensa de los intereses de la Iglesia. Pero ante todo, sus esfuerzos también se dirigieron a promover la piedad entre los fieles, y a fomentar la recepción frecuente de la Sagrada Comunión, y, si era posible, hacerla diariamente (Decr. S. Congr. Concil., 20 de Diciembre, 1905), dispensando a los enfermos de la obligación de ayunar para poder recibir la Sagrada Comunión dos veces al mes, o incluso más (Decr. S. Congr. Rit., 7 de Diciembre, 1906). Finalmente, mediante el Decreto “Quam Singulari” (15 de Agosto, 1910), recomendó que la Primera Comunión en los niños no se demorara demasiado tiempo después de que alcanzaran la edad de la discreción. Fue por deseo suyo que el Congreso Eucarístico de 1905 se celebró en Roma, mientras que aumentó la solemnidad de los congresos Eucarísticos posteriores mediante el envío de cardenales legados. El quincuagésimo aniversario de la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción fue una ocasión que supo aprovechar para impulsar la devoción a María (Encíclica “Ad illum diem”, Febrero 2,1904); y el Congreso Mariano junto con la coronación de la imagen de la Inmaculada Concepción en el coro de la Basílica de San Pedro fueron una digna culminación de la solemnidad. Fuera como simple capellán, como obispo, y como patriarca, Giuseppe Sarto fue siempre un promotor de la música sacra; como Papa publicó, el 22 de Noviembre de 1903, un Motu Proprio sobre música sacra en las iglesias, y, al mismo tiempo, ordenó que el auténtico Canto Gregoriano se utilizara en todas partes, mientras dispuso que los libros de cantos se imprimieran con el tipo de fuente del Vaticano bajo la supervisión de una comisión especial. En la Encíclica “Acerbo nimis” (Abril 15, 1905), planteó la necesidad de que la instrucción catequética no se limitara a los niños, sino que también fuera dirigida hacia los adultos, dando para ello reglas detalladas, especialmente en lo referente a escuelas adecuadas para la impartición de la instrucción religiosa a los estudiantes de escuelas públicas, y aun de universidades. Promovió la publicación de un nuevo catecismo para la Diócesis de Roma.



Como obispo, su principal preocupación había sido la formación del clero, y de acuerdo con este propósito, una Encíclica dirigida al Episcopado Italiano (Julio 28, 1906) hacía énfasis en la necesidad de tener mayor cuidado en la ordenación de sacerdotes, llamando la atención de los obispos sobre el hecho de que, entre los clérigos más jóvenes, se manifestaba cada vez con mayor frecuencia un espíritu de independencia que era una amenaza para la disciplina eclesiástica. En beneficio de los seminarios italianos, ordenó que fueran visitados regularmente por los obispos, y promulgó un nuevo programa de estudios que había estado en uso en el Seminario Romano. Por otra parte, como las diócesis del Centro y Sur de Italia eran tan pequeñas que sus seminarios respectivos no podían prosperar, Pío X estableció el seminario regional, que es común para las sedes de una región dada; en consecuencia, muchos seminarios, pequeños y deficientes, fueron cerrados.



Para una mayor eficacia en la asistencia a las almas, a través de un Decreto de la Sagrada Congregación del Consistorio (Agosto 20, 1910), promulgó instrucciones concernientes a la remoción de párrocos como un acto administrativo, cuando tal procedimiento requería de graves circunstancias que podían no constituir una causa canónica para la destitución. Con motivo de la celebración del jubileo de su ordenación sacerdotal, dirigió una carta llena de afecto y prudentes consejos a todo el clero. Por un Decreto reciente (Noviembre 18, 1910), el clero había sido impedido de tomar parte en la administración temporal de organizaciones sociales, lo cual era causa frecuente de graves dificultades.



Pero por sobre todas las cosas, la principal preocupación del Papa era la pureza de la fe. En varias ocasiones, como en la Encíclica con respecto al centenario de San Gregorio Magno, Pío X resaltaba los peligros de ciertos métodos teológicos nuevos, los cuales, basándose en el Agnosticismo y el Immanentismo, por fuerza suprimían la doctrina de la fe de sus enseñanzas de una verdad objetiva, absoluta e inmutable, y más aun cuando estos métodos se asociaban con una crítica subversiva de las Sagradas Escrituras y de los orígenes del Cristianismo. Por esta razón, en 1907, publicó el Decreto “Lamentabili” (llamado también el Syllabus de Pío X), en el que sesenta y cinco proposiciones modernistas fueron condenadas. La mayor parte de estas se referían a las Sagradas Escrituras, su inspiración y la doctrina de Jesús y los Apóstoles, mientras otras se relacionaban con el dogma, los sacramentos, la primacía del Obispo de Roma. Inmediatamente después de eso, el 8 de Septiembre de 1907, apareció la famosa Encíclica “Pascendi”, que exponía y condenaba el sistema del Modernismo. Este documento hace énfasis sobre el peligro del Modernismo en relación con la filosofía, apologética, exégesis, historia, liturgia y disciplina, y muestra la contradicción entre esa innovación y la fe tradicional; y, finalmente, establece reglas por las cuales combatir eficazmente las perniciosas doctrinas en cuestión. Entre las medidas sugeridas cabe señalar el establecimiento de un cuerpo oficial de “censores” de libros y la creación de un “Comité de Vigilancia”. Posteriormente, mediante el Motu Proprio “Sacrorum Antistitum”, Pío X llamó la atención en los interdictos de la Encíclica y las disposiciones que habían sido establecidas previamente bajo el pontificado de León XIII sobre la predicación, y sancionó que todos aquellos que ejercieran el sagrado ministerio o quienes enseñaran en institutos eclesiásticos, así como canónigos, superiores del clero regular, y aquellos que servían en oficinas eclesiásticas, deberían tomar un juramento en el que se comprometían a rechazar los errores que eran denunciados en la Encíclica o en el Decreto “Lamentabili”. Pío X retomó este asunto vital en otras ocasiones, especialmente en las Encíclicas que fueron escritas en conmemoración de San Anselmo (Abril 21, 1909) y de San Carlos Borromeo (Junio 23, 1910), en la segunda de las cuales el Modernismo Reformista fue especialmente condenado. Como el estudio de la Biblia es, a la vez, el área más importante y más peligrosa de la teología, Pío X deseaba fundar en Roma un centro especial para esos estudios, que les diera la garantía inmediata de una ortodoxia incuestionable y un valor científico; en consecuencia, y con el apoyo de todo el mundo católico, se estableció el Pontificio Instituto Bíblico de Roma, bajo la dirección de los jesuitas.



Una necesidad sentida durante mucho fue la de codificar la Ley Canónica, y con la intención de llevarla a cabo, el 19 de Marzo de 1904, Pío X creó una congregación especial de cardenales, de la que Gasparri, convertido en cardenal, sería el secretario. Las más eminentes autoridades en derecho canónico de todo el mundo, colaboraron en la formación del nuevo código, algunas de cuyas prescripciones ya habían sido publicadas, como por ejemplo, las modificaciones a la ley del Concilio de Trento en lo referente a los matrimonios secretos, las nuevas reglas para las relaciones diocesanas y para las visitas episcopales ad limina, y la nueva organización de la Curia Romana (Constitución “Sapienti Consilio”, Junio 29, 1908). Anteriormente, las Congregaciones para las Reliquias e Indulgencias y de Disciplina habían sido suprimidas, mientras que la Secretaría de Asuntos Menores había sido unida a la Secretaría de Estado. La característica del nuevo reglamento es la completa separación de los aspectos judiciales de los administrativos; mientras que las funciones de algunos departamentos habían sido determinadas con mayor precisión y sus trabajos más equilibrados. Las oficinas de la Curia se dividieron en Tribunales (3), Congregaciones (11), y Oficinas (5). Con respecto a los primeros, el Tribunal de Signatura (constituido exclusivamente por cardenales) y el de la Rota fueron revividos; al Tribunal de la Penitenciaría le fueron dejados únicamente los casos del fuero interno (conciencia). Las Congregaciones permanecieron casi como estaban al principio, con la excepción de que una sección especial fue agregada al Santo Oficio de la Inquisición para las indulgencias; la Congregación de Obispos y Regulares recibió el nombre de Congregación de Religiosos y tendría que tratar únicamente los asuntos de las congregaciones religiosas, mientras los asuntos del clero secular serían derivados a la Congregación del Consistorio o a la del Concilio; de este último fueron retirados los casos matrimoniales, los cuales serían ahora enviados a los tribunales o a la recientemente creada Congregación de los Sacramentos. La Congregación del Consistorio aumentó grandemente su importancia debido a que tendría que decidir sobre cuestiones que eran competencia de las otras Congregaciones. La Congregación de Propaganda perd



martes, 20 de agosto de 2019

Padre Jorge Loring (Apostol de la Verdad)

JORGE LORING MIRÓ. SACERDOTE JESUITA:

Nace en Barcelona el 30 de septiembre de 1921.
Ensayista, conferenciante, experto en apologética y gran defensor de la Sábana Santa.

Estudia en Madrid en el Colegio de Nuestra Señora del Pilar, marianistas.

Con tan solo 14 años, a punto de cumplir los 15, recibe la terrible llamada de que su padre había sido asesinado por los republicanos. No solo eso, también las continuas amenazas de muerte en los múltiples registros que sufren en su casa. Esta situación se hace insostenible y le aconsejan la huida. A partir de ese momento tuvo que coger las riendas de su familia, ya que era el mayor de los hermanos.

Pasada la guerra civil al P. Loring le había quedado muy grabada en su conciencia aquella consigna de los scout,  Se planteaba hacer lo máximo por el bien de los demás.

Sé decía a él mismo: (Un médico puede hacer mucho bien a los demás, pero fundamentalmente en su campo, la salud y el cuerpo humano. Algo terrenal, finito. Un sacerdote puede hacer mucho bien, pero en las almas de los demás. Las almas tienen una vida infinita, no solo terrenal. Por tanto, la labor de un sacerdote puede ser infinitamente más provechosa para los demás que la magnífica labor de un médico. La decisión era clara y estaba tomada: "Yo, sacerdote").

En 1941 ingresa en el noviciado de los jesuitas del Puerto de Santa María. En 1954, a los 33 años, es ordenado sacerdote.

Apóstol incansable, hizo innumerables viajes para predicar, denunciar la mentira, y sacar a la luz la verdad. Suyos son innumerables libros, uno de ellos, el libro Para salvarte, que ha superado el millón y medio de ejemplares vendidos, está traducido a muchos idiomas y del que existen ediciones en Europa y en América, nació precisamente de los apuntes y notas que el P. Loring preparó para impartir una catequesis para adultos.

Para cubrir las distintas factorías, se compró una Vespa y así cada día visitaba una de ellas. Fue tal el número de kilómetros que realizaba cada año que tuvo tres Vespas, a las que dejó exprimidas y luego tuvo que recurrir a un pequeño Mini.

Pero claro, la Bahía se la hacía pequeña al P. Loring. Así que primero en Vespa y luego en Mini, recorrió toda la geografía española dando conferencias, ejercicios espirituales, charlas, etc. Incluso dejó grabadas unas meditaciones para Televisión Española, que emitía por las noches a la finalización de su programación.

Era raro el pueblo o ciudad de España donde no hubiera dado el P. Loring alguna conferencia.

Viajó cantidad de veces a latinoamericano, dando conferencias y predicando la verdad.

APÓSTOL DE LA VERDAD:

A pesar de su edad,  aprendió y ejerció una inmensa labor apostólica por medio de Internet. Colocó una web, colgó sus libros, para que de forma gratuita todos tuvieran acceso a ellos. Pero sobre todo constataba a todas las preguntas que por este medio recibía de todas partes del mundo. Más de quinientas mil preguntas contestadas. En los últimos años de su vida, su preocupación constante eran las diez mil, quince mil o cuatro mil preguntas que tenía pendiente de contestar. Antes o después, según sus viajes y trabajos, todas tenían la oportuna respuesta.

Por su labor apostólica y porque siempre se consideró un gaditano más, el Ayuntamiento de Cádiz lo nombró Hijo Adoptivo de la Ciudad de Cádiz.

¿Cómo era la personalidad del P. Loring? ¿Cómo llegaba tanto su palabra? En alguna ocasión le dijeron: "Padre, usted habla a puñetazos". Y era verdad. Pero puñetazos llenos de amor, de coherencia, de verdad, de sabiduría. Y es que el denunciaba la mentira, pero con la mayor caridad que pueda dar Dios.

El P. Loring tenía una Fe sólida; ejercía una coherencia de vida; era un trabajador incansable; tenía un ansia constante de un mayor conocimiento en todos los campos del saber; comunicador vehemente y simpatía personal eran cualidades innatas de su personalidad. Pero sobre todo, presencia de Dios en todos los actos de su vida.

Sufrió también el P. Loring "su purgatorio en esta vida". Por contar alguna cosas de enfermedad, el P. Loring sufrió tres y muy graves. Un ictus le hizo caerse de la Vespa, en una ocasión. Una complicación en una operación de hernia de hiato le hizo perder el esófago y medio estómago. Por último, esas horas en moto y en aquellos años sin casco, seguramente propiciaron un cáncer de piel, en la cabeza, lo que le provoco problemas neurológicos que desencadenaron su fallecimiento.

Hubo un impresionante testimonio de un joven en la catedral de Cádiz, que después de haber visto una entrevista por el P. Loring en una cadena de televisión, este muchacho, ateo y de familia de ideología comunista, había cambiado su vida. Había visto y oído todo los que había podido del P. Loring y ahora era un ferviente católico practicante.

Confesor incansable, que en años anteriores al Concilio tenía colas en el exterior de la Iglesia de Santiago, en Cádiz, para confesarse con él. Confesor de muchos moribundos. En una ocasión yo le pregunté: "¿Cómo lo reciben? ¿Cómo los convence?" Decía: "Hay de todo, generalmente muy bien. A veces el enfermo me decía 'qué bien que haya venido, no me atrevía a pedirle a mi familia un sacerdote por no asustar'. Y la familia decía: 'No le hablamos de sacerdote, para no asustar al enfermo'".

Otras veces el rechazo era frontal. Entonces acudía a las carmelitas descalzas para que rezaran mucho por esa persona. Si seguía en su rechazo, les tenía que reñir a las monjitas, no habían rezado bien o suficiente, pues Dios seguro que quería la conversión de aquella persona. Sobran dedos en los de una mano para contar los que no terminaron arrepintiéndose de las cosas mal hechas. Yo le insistía: "¿Qué les dice?" La contestación era clara: "La verdad: La cruda y única verdad".

Solo quiero recodar una frase escrita por el P. Loring en su última carta que publicó el Diario de Cádiz, poco antes de su muerte. Decía el P. Loring: "Y lo más grande es que Dios nos ama, sea la que sea nuestra postura ante Él. Y que nos está esperando con los brazos abiertos, para darnos un abrazo como al hijo pródigo".

Falleció en Málaga el día del nacimiento de Nuestro Señor, en el año 2013, rezando el Santo Rosario, sus últimas palabras fueron, Ave María Purísima.

Yo espero que, por parte del señor obispo de Málaga, lugar de su fallecimiento, con la colaboración de sus hermanos de la Compañía de Jesús, no se tarde mucho en iniciar el proceso de beatificación de este sacerdote ejemplar, heroico, que no tenía miedo de denunciar la mentira y sacar a la luz la verdad, y que nadie de los que le conocieron dudan de su santidad. Un Sacerdote entregado al apostolado, EL APÓSTOL DE LA VERDAD.


lunes, 19 de agosto de 2019

San Juan Pablo II lanzó este desafío a los jóvenes un día como hoy

El 19 de agosto de 1989, en Santiago de Compostela en el marco de la IV Jornada Mundial de la Juventud, el Papa San Juan Pablo II lanzó un especial desafío a los jóvenes, que en su mayoría abrazarían el matrimonio como vocación, para que defiendan siempre la vida y la familia; y para que sean testigos de la verdad en un mundo que no sabe adónde ir.

En aquella ocasión, en la vigilia que presidió en el Monte del Gozo ante más de 600 mil jóvenes, el Papa peregrino cuestionó a los presentes: “¿Qué quiere Jesús de mí? ¿A qué me llama? ¿Cuál es el sentido de su llamada para mí? Para la gran mayoría de vosotros el amor humano se presenta como una forma de autorrealización en la formación de una familia".

"Por eso, en el nombre de Cristo deseo preguntaros: ¿Estáis dispuestos a seguir la llamada de Cristo a través del sacramento del matrimonio, para ser procreadores de nuevas vidas, formadores de nuevos peregrinos hacia la ciudad celeste?”.

En el mensaje, de gran actualidad aún hoy, el Papa Wojtyla indicó que “en la historia de la salvación, el matrimonio cristiano es un misterio de fe. La familia es un misterio de amor, al colaborar directamente en la obra creadora de Dios".

"Amadísimos jóvenes, un gran sector de la sociedad no acepta las enseñanzas de Cristo y, en consecuencia, toma otros derroteros: el hedonismo, el divorcio, el aborto, el control de la natalidad y los medios de contracepción. Estas formas de entender la vida están en claro contraste con la Ley de Dios y las enseñanzas de la Iglesia”.

El santo Papa de la familia explicó luego que “seguir fielmente a Cristo quiere decir poner en práctica el mensaje evangélico, que implica también la castidad, la defensa de la vida, así como la indisolubilidad del vínculo matrimonial, que no es un mero contrato que se pueda romper arbitrariamente. Viviendo en el «permisivismo» del mundo moderno, que niega o minimiza la autenticidad de los principios cristianos, es fácil y atrayente respirar esta mentalidad contaminada y sucumbir al deseo pasajero”.

“Pero tened en cuenta que los que actúan de este modo no siguen ni aman a Cristo. Amar significa caminar juntos en la misma dirección hacia Dios, que es el origen del Amor. En esta dimensión cristiana, el amor es más fuerte que la muerte, porque nos prepara a acoger la vida, a protegerla y defenderla desde el seno materno hasta la muerte”.

Por ello, cuestionó nuevamente a los jóvenes: “¿Estáis dispuestos y dispuestas a salvaguardar la vida humana con el máximo cuidado en todos los instantes, aún en los más difíciles? ¿Estáis dispuestos, como jóvenes cristianos, a vivir y defender el amor a través del matrimonio indisoluble, a proteger la estabilidad de la familia que favorece la educación equilibrada de los hijos, al amparo del amor paterno y materno que se complementan mutuamente?”

“Este es el testimonio cristiano que se espera de la mayoría de vosotros y vosotras, jóvenes. Ser cristiano significa dar testimonio de la verdad cristiana; y hoy, particularmente, es poner en práctica el sentido auténtico que Cristo y la Iglesia dan a la vida y a la plena realización del joven y de la joven a través del matrimonio y de la familia”.

El Pontífice resaltó que Cristo llama a las nuevas generaciones a “ser mensajeros de la verdad, para ser sus testigos en el mundo, concretamente, ante los demás jóvenes como vosotros, porque muchos de ellos hoy, en el mundo entero, están buscando el camino, la verdad y la vida, pero no saben a dónde ir”.

El Papa polaco alertó también que “la llamada de Cristo lleva por un camino que no es fácil de recorrer, porque puede llevar incluso a la cruz. Pero no hay otro camino que lleve a la verdad y dé la vida. Sin embargo, no estamos solos en este camino”.

“María con su fiat abrió un camino nuevo a la humanidad. Ella, por su aceptación y entrega total a la misión de su Hijo, es prototipo de toda vocación cristiana. Ella caminará con nosotros, será nuestra compañera de viaje, y con su ayuda podremos seguir la vocación que Cristo nos ofrece”, destacó.


"Humíllate siempre y amorosamente ante Dios y ante los hombres, porque Dios habla al que tiene un corazón sinceramente humilde ante él. Dios lo enriquece con sus dones" (Padre Pío)

viernes, 16 de agosto de 2019

MEDALLA DE SAN BENITO

¿Conoces el significado de la medalla de San Benito?

Medalla de San Benito.

Una de las medallas más difundidas entre los cristianos es la atribuida a San Benito, el santo abad y patrono de Europa, debido al vínculo que tiene en la lucha contra el mal.

Esto se debe a que en el siglo XVII unas mujeres acusadas de brujería en Alemania dijeron que no tenían poder sobre la Abadía de Metten porque estaba bajo la protección de la cruz.

Durante la investigación, se hallaron en las paredes del recinto varias cruces pintadas y rodeadas por las letras que se encuentran ahora en las medallas. Más adelante se encontró un pergamino con la imagen de San Benito y las frases completas que sirvieron para escribir esas abreviaturas.

A continuación te explicamos con una infografía el significado de las frases en latín y las abreviaturas presentes a ambos lados de la medalla de San Benito:


Oraciones a San Roque de Montpellier.

ORACIÓN I

Glorioso San Roque, rogad por nosotros que, por nuestros pecados, no nos atrevemos a presentarnos delante de Dios. Padrenuestro, avemaría y gloria.

Roque santo, rogad por nosotros a Dios, que es Padre de misericordia, ahora que gozáis de su vista en la gloria celestial. Padrenuestro, avemaría y gloria.

San Roque glorioso, presentad nuestras humildes súplicas, uniéndolas a las de la Inmaculada Virgen María y a las de todos los Santos Franciscanos, para que seamos oídos y podamos dar a todos las gracias en el nombre de Jesús. Padrenuestro, avemaría y gloria.

La cruz santa + selle nuestra frente.
La cruz, santa + selle nuestra boca.
La cruz santa + selle nuestro corazón.

Por el amor que a la cruz profesó San Roque, con cuya señal libró a los pueblos del mal contagioso, libradnos, Señor.

V. Rogad a Cristo, Roque santo, en todas nuestras flaquezas.
R. Para que seamos dignos de sus promesas,

ORACIÓN.- Oh, Dios, que por medio de vuestro Ángel presentasteis al Bienaventurado San Roque una tablilla escrita, prometiéndole que cualquiera que de corazón le invocare quedaría libre de los estragos de la peste, concedednos la gracia de que celebrando su gloriosa memoria, mediante sus méritos y ruegos, seamos libres de todo contagio tanto de cuerpo como de alma. Por Nuestro Señor Jesucristo. Amén.



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ORACIÓN II

Oh glorioso San Roque, que por vuestro ardiente amor a Jesús habéis abandonado riquezas y honores y buscasteis la humillación, enseñadme a ser humilde ante Dios y los hombres. Alcanzadme la gracia de apreciar en su debido valor las riquezas y los honores de la vida para que no sean para mi lazos de eterna perdición.

Os lo pido humildemente, oh glorioso San Roque, para que seamos dignos de seguiros en el camino que lleva a la salvación eterna.

Libradme de toda enfermedad corporal. Alcanzadme el favor que os pido si es para honra vuestra, gloria de Dios y salvación de mi alma. Amén.

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ORACIÓN III

Misericordiosísimo y benignísimo Señor, que con paternal providencia castigáis nuestras culpas, y por la infección del aire nos quitáis la salud y la vida corporal, para que reconociéndonos y humillándonos en vuestro acatamiento, nos deis la vida espiritual de nuestras almas: yo os suplico humildemente por la intercesión de San Roque, que si es para vuestra mayor gloria, y provecho de nuestras almas, me guardéis a mí y a toda esta familia y patria de cualquiera enfermedad y mal contagioso y pestilente, y nos deis entera salud de alma y cuerpo, para que en vuestro santo templo os alabemos y perpetuamente os sirvamos.

Y vos, oh bienaventurado Santo, que para ejemplo de paciencia, y mayor confianza en vuestro patrocinio, quiso Dios que fueseis herido de pestilencia, y que en vuestro cuerpo padecieseis lo que otros padecen, y de vuestros males aprendieseis a compadeceros de los ajenos y socorrieseis a los que están en semejante agonía y aflicción, miradnos con piadosos ojos, y libradnos, si nos conviene, de toda mortandad, por medio de vuestras fervorosas oraciones, alcanzadnos gracia del Señor, para que en nuestro cuerpo sano o enfermo viva nuestra alma sana, y por esta vida temporal, breve y caduca lleguemos a la eterna y gloriosa, y con vos gocemos de ella en los siglos de los siglos. Amén.

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ORACIÓN IV

San Roque, por los ejemplos que nos diste de pobreza, paciencia y caridad con los enfermos, te imploramos tu intercesión para imitarte y conseguir la protección de Cristo, Señor universal; especialmente contra la contaminación de los elementos naturales y de las costumbres. Confiamos que como tantas veces socorriste a nuestros antepasados, también ahora lo hagas con nosotros. Amén.

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ORACIÓN V

Todopoderoso y sempiterno Dios, que por los méritos e intercesión del bienaventurado San Roque, tu Confesor, hiciste en otro tiempo cesar una peste general que desolaba al género humano. Dígnate conceder a nuestros ruegos, que todos los que llenos de confianza en tu misericordia te suplicaren los preserves de semejante azote, sean libres, por la intercesión de tu glorioso Confesor, así de esta enfermedad como de todo lo que pueda turbar su quietud. Por Nuestro Señor Jesucristo, que contigo vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.


miércoles, 14 de agosto de 2019

LA ASUNCIÓN DE LA VIRGEN MARÍA.

Cuando la Virgen conoció que se acercaba la hora, quiso conforme a la Voluntad de Dios, bendecir a los que se hallaban presentes y despedirse de ellos. Su dormitorio estaba descubierto y Ella se sentó en la cama, su rostro se mostraba blanco, resplandeciente y como enteramente iluminado. Todos los amigos asistentes se hallaban en la parte anterior de la sala. Primero entraron los Apóstoles, se aproximaron uno en pos del otro al dormitorio de María y se arrodillaron junto a su cama. Ella bendijo a cada uno de ellos, cruzando las manos sobre sus cabezas y tocándoles ligeramente las frentes. A todos habló e hizo cuanto Jesús le hubo ordenado. Ella habló a Juan de las disposiciones que debería de tomar para su sepultura, y le encargó que diese sus vestidos a su sirvienta y a otra mujer pobre que solía venir a servirla. Tras de los Apóstoles, se acercaron los discípulos al lecho de María y recibieron de ésta su bendición, lo mismo hicieron las mujeres. Vi que una de ellas se inclinó sobre María y que la Virgen la abrazó.

Los Apóstoles habían formado un altar en el Oratorio que estaba cerca del lecho de Santa Virgen. La sirvienta había traído una mesa cubierta de blanco y de rojo, sobre la cual brillaban lámparas y cirios encendidos. María, pálida y silenciosa, miraba fijamente el cielo, a nadie hablaba y parecía arrobada en éxtasis. Estaba iluminada por el deseo, yo también me sentí impelida de aquel anhelo que la sacaba de sí. ¡Ah! Mi corazón quería volar a Dios juntamente con el de Ella. Pedro se acercó a Ella y le administró la Extremaunción, poco más o menos como se hace en el presente, enseguida le presentó el Santísimo Sacramento. La Madre de Dios se enderezó para recibirlo y después cayó sobre su almohada. Los Apóstoles oraron por algún tiempo, María se volvió a enderezar y recibió la sangre del Cáliz que le presentó Juan. En el momento en que la Virgen recibió la Sagrada Eucaristía, vi que una luz resplandeciente entraba en Ella y que la sumergía en éxtasis profundo. El rostro de María estaba fresco y risueño como en su edad florida. Sus ojos llenos de alegría miraban al Cielo.

Entonces vi un cuadro conmovedor; el techo de la alcoba de María había desaparecido y a través del cielo abierto, vi la Jerusalén Celestial. De allí bajaban dos nubes brillantes en la que se veían innumerables ángeles, entre los cuales llegaban hasta la Sma. Virgen una vía luminosa. La Santa Virgen extendió los brazos hacia ella con un deseo inmenso, y su cuerpo elevado en el aire, se mecía sobre la cama de manera que se divisaba espacio entre el cuerpo y el lecho. Desde María vi algo como una montaña esplendorosa elevarse hasta la Jerusalén Celestial; creo que era su Alma porque vi más claro entonces una figura brillante infinitamente pura que salía de su cuerpo y se elevaba por la Vía Luminosa que iba hasta el Cielo. Los dos coros de ángeles que estaban en las nubes, se reunieron más abajo de su Alma y la separaron de su cuerpo, el cual en el momento de la separación, cayó sobre la cama con los brazos cruzados sobre el pecho.

Mis abiertos ojos que seguían el Alma purísima e inmaculada de María, la vieron entrar en la Jerusalén Celestial y llegar al Trono de la Santísima Trinidad. Vi un gran número de almas entre las cuales reconocí a los Santos Joaquín y Ana, José, Isabel, Zacarías y Juan Bautista venir al encuentro de María con un júbilo respetuoso. Ella tomó su vuelo a través de ellos hasta el Trono de Dios y de su Hijo, quien haciendo brillar sobre todo lo demás la Luz que salía de sus llagas, la recibió con un Amor todo Divino, la presentó como un cetro y le mostró la Tierra bajo sus pies como si confiriese sobre Ella algún Poder Celestial. Así la vi entrar en la Gloria y olvidé todo lo que pasaba en torno de María sobre la Tierra.

Después de ésta visión, cuando miré otra vez a la Tierra, vi resplandeciente el cuerpo de la Sma. Virgen. Reposaba sobre el lecho, con el rostro luminoso, los ojos cerrados y los brazos cruzados sobre su pecho. Los Apóstoles, discípulos y santas mujeres, estaban arrodillados y oraban en derredor del cuerpo. Después vi que las santas mujeres extendieron un lienzo sobre el Santo Cuerpo y los Apóstoles con los discípulos se retiraron en la parte anterior de la casa. Las mujeres se cubrieron con sus vestidos y sus velos, se sentaron en el suelo y ya arrodilladas o sentadas, cantaban fúnebres lamentaciones. Los Apóstoles y los discípulos se taparon la cabeza con la banda de tela que llevaban alrededor del cuello y celebraron un oficio funerario; dos de ellos oraban siempre alternativamente a la cabeza y a los pies del Santo Cuerpo.

Luego las mujeres quitaron de la cama el Santo Cuerpo con todos sus vestidos y lo pusieron en una larga canasta llena de gruesas coberturas y de esteras, de suerte que estaba como levantado sobre la canasta. Entonces dos de ellas pusieron un gran paño extendido sobre el cuerpo y otras dos la desnudaron bajo el lienzo, dejándole solo su larga túnica de lana. Cortaron también los bellos bucles de los cabellos de la Santa Virgen y los conservaron como recuerdo. Enseguida el santo Cuerpo fue revestido de un nuevo ropaje abierto y después por medio de lienzos puestos debajo, fue depositado respetuosamente sobre una mesa y sobre la cual se habían colocado ya los paños mortuorios y las bandas que se debían de usar. Envolvieron entonces el Santo Cuerpo con los lienzos desde los tobillos hasta el pecho y lo apretaron fuertemente con las fajas. La cabeza, las manos y los pies, no fueron envueltos de esa manera; enseguida depositaron el Cuerpo Santo en el ataúd y lo colocaron sobre el pecho una Corona de flores blancas, encarnadas y celestes como emblema de su Virginidad.

Entonces los Apóstoles, los discípulos y todos los asistentes, entraron para ver otra vez antes de ser cubierto el Santo Rostro que les era tan amado. Se arrodillaron y lloraron alrededor del Santo Cuerpo, todos tocaron las manos atadas de Nuestra Madre María como para despedirse y se retiraron. Las mujeres le dieron también los últimos adioses, le cubrieron el rostro, pusieron la tapa en el ataúd y le clavaron fajas de tela gris en el centro y en las extremidades. Enseguida colocaron el ataúd en unas andas, Pedro y Juan lo condujeron en hombros fuera de la casa. Creo que se relevaban sucesivamente, porque más tarde vi que el féretro era llevado por seis Apóstoles. Llegados a la sepultura, pusieron el Santo Cuerpo en tierra y cuatro de ellos, lo llevaron a la caverna y lo depositaron en la excavación que debía de servirle de lecho sepulcral. Todos los asistentes entraron allí uno por uno, esparcieron aromas y flores en contorno, se arrodillaron orando y vertiendo lágrimas y luego se retiraron.

Por la noche muchos Apóstoles y santas mujeres, oraban y cantaban cánticos en el jardincito delante de la tumba. Entonces me fue mostrado un cuadro maravillosamente conmovedor: Vi que una muy ancha vía luminosa bajaba del cielo hacia el sepulcro y que allí se movía un resplandor formado de tres esferas llenas de ángeles y de almas bienaventuradas que rodeaban a Nuestro Señor y el Alma resplandeciente de María. La figura de Jesucristo con sus rayos que salían de sus cicatrices, ondeaban delante de la Virgen. En torno del Alma de María, vi en la esfera interior, pequeñas figuras de niños, en la segunda, había niños como de seis años y en la tercera exterior, adolescentes o jóvenes; no vi distintamente más que sus rostros; todo lo demás se me presentó como figuras luminosas resplandecientes.

Cuando ésta visión que se me hacía cada vez más y más distinta hubo llegado a la tumba, vi una vía luminosa que se extendía desde allí hasta la Jerusalén Celestial. Entonces el Alma de la Santísima Virgen que seguía a Jesús, descendió a la tumba a través de la roca y luego uniéndose a su Cuerpo que se había transfigurado, clara y brillante se elevó María acompañado de su Divino Hijo y el coro de los Espíritus Bienaventurados hacia la Celestial Jerusalén. Toda esa Luz se perdió allí, ya no vi sobre la Tierra más que la bóveda silenciosa del estrellado Cielo.

Como Santo Tomás no llegó a tiempo a despedirse de la Madre y tampoco pudo asistir al Santo Entierro; él tenía en su mente y corazón, llegar a tiempo. Pero al enterarse del desenlace por medio de los demás Apóstoles, él se puso triste y lloroso y se lamentaba no haber llegado a tiempo. El, interiormente tenía el deseo vehemente de verla por última vez y así se los hizo saber a los demás. Ya habían pasado varios días de lo del entierro; todos querían volver al Sepulcro y acceder a la petición de Tomás. Tomaron una resolución y al día siguiente muy de mañana, emprendieron el camino al Sepulcro de Nuestra Santa Madre. Estando enfrente del Sepulcro, quitaron la piedra-sello de la entrada y ¡Oh! Maravilla de Maravillas, de la bóveda salía un suave aroma de perfume de Rosas frescas; todos al sentir ese perfume, se sintieron conmovidos y perplejos; se miraron unos a otros preguntándose en silencio, con la mirada y con señas en las manos: “¿Entramos?” y aún mirándose entre ellos, todos asintieron con la cabeza y traspasando la bóveda, entraron al Santo Sepulcro hacia el sitio donde depositaron el ataúd que contenía el Cuerpo Santísimo de la Virgen María y más enorme fue la emoción y sorpresa entre ellos al ver que en el sitio solo habían Rosas frescas, fragantes y olorosas y significaban que el Señor había venido a buscar a su Santísima Madre para llevarla a su Gloria Celestial y Su Cuerpo no sufra la corrupción.

martes, 13 de agosto de 2019

La misión de San Maximiliano Kolbe.

Maximiliano siempre fue muy devoto de la Inmaculada Concepción, por lo que pensaba que la Iglesia tenía que ser militante en su colaboración con la Gracia Divina para el avance de la fe católica. Es por eso que movido por su devoción, funda en el año 1917 un movimiento llamado "La Milicia de la Inmaculada", el cual se consagraría a la Virgen María y lucharía con todos los medios moralmente válidos, por la construcción del Reino de Dios en todo el mundo. En palabras del propio San Maximiliano, el movimiento tendría:

"una visión global de la vida católica bajo una nueva forma, que consiste en la unión con la Inmaculada."

Inició la publicación de una revista mensual llamada "Caballero de la Inmaculada", ésta era orientada a promover el conocimiento, el amor y el servicio a la Virgen María. Comenzó con un tiraje de sólo 500 ejemplares en 1922, y para el año 1939 alcanzaría cerca de un millón de ejemplares publicados.

La primera "Ciudad de la Inmaculada" se funda en el año 1929 en el convento franciscano situado en Niepokalanów a 40 kilómetros de Varsovia, que luego de algunos años se convertiría en una ciudad consagrada a la Virgen y, en palabras de San Maximiliano, dedicada a:

"conquistar todo el mundo, todas las almas, para Cristo, para la Inmaculada, usando todos los medios lícitos, todos los descubrimientos tecnológicos, especialmente en el ámbito de las comunicaciones."

Luego de que el papa solicitara sacerdotes para ir de misiones, en el año 1931 se ofrece como voluntario y viaja a Japón donde funda una nueva ciudad de la Inmaculada ("Mugenzai No Sono") y publica la revista "Caballero de la Inmaculada" en idioma japonés ("Seibo No Kishi").

Vocación franciscana de San Maximiliano Kolbe.

A los 13 años ingresó en el Seminario de los padres franciscanos en la ciudad polaca de Lvov, la cual a su vez estaba ocupada por Austria. Fue en el seminario donde adoptó el nombre de Maximiliano María.

El padre Wilk lo describe así: "era diligente en el cumplimiento de sus deberes, dotado por las matemáticas, obediente a los profesores, servicial con los compañeros, alegre y equilibrado. Rezaba con recogimiento. Un episodio se me grabó por siempre. Entrando en una sala, vi a Maximiliano de rodillas ante una gran cruz, absorto en oración."

Pero de pronto entró la crisis en ambos hermanos. Maximiliano se convenció y convenció a su hermano de abandonar el seminario. Cuando estaban a punto de hablar con el superior, les visita la madre llena de alegría. Orgullosa les cuenta que José, el hermano menor, también entraría en la orden. ¡Además ella y su esposo también tienen vocación religiosa de manera que sería toda la familia Franciscana!.

El 4 de septiembre de 1910 ciñó a su cintura el cordón de San Francisco, y de esa manera comenzó su año de noviciado. ¡Apenas dieciséis años!

En el otoño de 1912, el P. Provincial teniendo en cuenta las excelentes cualidades intelectuales de Fray Maximiliano, dispuso que, junto a otros, siguiera sus estudios de filosofía y teología en Roma, donde los finalizó. Los años romanos serán fecundísimos y decisivos en la vida de Maximiliano. La Virgen lo espera para inspirarle la fundación de La Milicia de la Inmaculada.

En 1918 es ordenado sacerdote.

San Maximiliano Kolbe

San Maximiliano María Kolbe fue hijo de María Dabrowska y de Julio Kolbe, pertenecientes a la Tercera Orden Franciscana, y los cuales tenían en su casa un taller y un pequeño altar con la imagen milagrosa de Nuestra Señora de Czestochowa, veneradísima patrona de Polonia.

Nació en Polonia el 8 de enero de 1894 en la ciudad de Zdunska Wola, que en ese entonces se hallaba ocupada por Rusia. Fue bautizado con el nombre de Raimundo en la iglesia parroquial. Sus hermanos fueron Francisco, José, Valentín y Antonio. Los dos últimos murieron prematuramente.

Aproximadamente en el año 1906, un suceso marca la vida de Maximiliano, y preocupa y desconcierta a su madre. Ella misma relata el suceso a los pocos meses del martirio de Maximiliano. Dice ella: "Sabia yo de antemano, en base a un caso extraordinario que le sucedió en los años de la infancia, que Maximiliano moriría mártir. Solo no recuerdo si sucedió antes o después de su primera confesión. Una vez no me gusto nada una travesura, y se la reproche: Niño mío, ¡quien sabe lo que será de ti!. Después, yo no pensé más, pero observe que el muchacho había cambiado tan radicalmente, que no se le podía reconocer. Teníamos un pequeño altar escondido ente dos roperos, ante el cual él a menudo se retiraba sin hacerse notar y rezaba llorando. En general, tenía una conducta superior a la de su edad, siempre recogido y serio, y cuando rezaba, estallaba en lágrimas. Estuve preocupada, pensando en alguna enfermedad, y le pregunté: ¿te pasa algo? ¡Has de contar todo a tu madre!

Temblando de emoción y con los ojos anegados en lágrimas, me contó: "Mamá, cuando me reprochaste, pedí mucho a la Virgen me dijera lo que sería de mi. Lo mismo en la iglesia, le volví a rogar. Entonces se me apareció la Virgen, teniendo en las manos dos coronas: una blanca y otra roja. Me miró con cariño y me preguntó si quería esas dos coronas. La blanca significaba que perseveraría en la pureza y la roja que seria mártir. Conteste que las aceptaba... (las dos). Entonces la Virgen me miró con dulzura y desapareció".

El cambio extraordinario en la conducta del muchacho, atestiguaba la verdad de las cosas. El tenia plena conciencia, y al hablarme, con el rostro radiante señalaba la deseada muerte de mártir. Este fascinante encuentro de Maximiliano con su "Madrecita" celestial es algo más que un episodio pasajero. Es la raíz de todo su futuro; es el motor de sus amplios planes; es la fuerza para los vuelos más audaces; es el manantial de su santidad y de su apostolado”.

jueves, 8 de agosto de 2019

La Sagrada Comunión en la mano.

¡San Juan Pablo ll siempre estuvó en contra de la comunión en la mano y solicitaba el uso de la patena cuando recibimos la Sagrada Comunión! ¿Dónde está la obediencia? Muchos obispos acusaban a otros por no seguir al Papa. Pero, ¿estos primeros lo obedecen? Cuando se trató el tema, los obispos norteamericanos dijeron al principio: "No permitimos la Comunión en la mano porque el Papa no lo desea". Si los demás se hubiesen conducido de igual manera, los frutos que la Iglesia hubiese producido serían muy distintos.

"Satanás es un zorro astuto. ¿No se da cuenta de que esto es parte de la astucia del maligno enemigo? ¿Que por comulgar en la mano ocurren los sacrilegios más horrorosos y se roban y venden con mayor frecuencia Hostias consagradas para las llamadas misas negras, por grandes sumas de dinero? Sí, piense seriamente hasta qué profundidad hemos caído, hasta dónde hemos ido con esta modernización dentro de la Iglesia. ¡Dios no permite que se lo modernice y tampoco los Diez Mandamientos permiten ser modernizados, porque rigen hoy de la misma manera que en la antigüedad!" (Venarable María Simma)


Santo Domingo de Guzman

8 de agosto Santo Guzman

Domingo significa: "Consagrado al Señor".

El fundador de los Padres Dominicos, que son ahora 6,800 en 680 casas en el mundo, nació en Caleruega, España, en 1171. Su madre, Juana de Aza, era una mujer admirable en virtudes y ha sido declarada Beata. Lo educó en la más estricta formación religiosa.

A los 14 años se fue a vivir con un tío sacerdote en Palencia en cuya casa trabajaba y estudiaba. La gente decía que en edad era un jovencito pero que en seriedad parecía un anciano. Su goce especial era leer libros religiosos, y hacer caridad a los pobres.



Por aquel tiempo vino por la región una gran hambre y las gentes suplicaban alguna ayuda para sobrevivir. Domingo repartió en su casa todo lo que tenía y hasta el mobiliario. Luego, cuando ya no le quedaba nada más con qué ayudar a los hambrientos, vendió lo que más amaba y apreciaba, sus libros (que en ese tiempo eran copiados a mano y costosísimos y muy difíciles de conseguir) y con el precio de la venta ayudó a los menesterosos. A quienes lo criticaban por este desprendimiento, les decía: "No puede ser que Cristo sufra hambre en los pobres, mientras yo guarde en mi casa algo con lo cual podía socorrerlos".



En un viaje que hizo, acompañando a su obispo por el sur de Francia, se dio cuenta de que los herejes habían invadido regiones enteras y estaban haciendo un gran mal a las almas. Y el método que los misioneros católicos estaban empleando era totalmente inadecuado. Los predicadores llegaban en carruajes elegantes, con ayudantes y secretarios, y se hospedaban en los mejores hoteles, y su vida no era ciertamente un modelo de la mejor santidad. Y así de esa manera las conversiones de herejes que conseguían, eran mínimas. Domingo se propuso un modo de misionar totalmente diferente.



Vio que a las gentes les impresionaba que el misionero fuera pobre como el pueblo. Que viviera una vida de verdadero buen ejemplo en todo. Y que se dedicara con todas sus energías a enseñarles la verdadera religión. Se consiguió un grupo de compañeros y con una vida de total pobreza, y con una santidad de conducta impresionante, empezaron a evangelizar con grandes éxitos apostólicos.



Sus armas para convertir eran la oración, la paciencia, la penitencia, y muchas horas dedicadas a instruir a los ignorantes en religión. Cuando algunos católicos trataron de acabar con los herejes por medio de las armas, o de atemorizarlos para que se convirtieran, les dijo: "Es inútil tratar de convertir a la gente con la violencia. La oración hace más efecto que todas las armas guerreras. No crean que los oyentes se van a conmover y a volver mejores por que nos ven muy elegantemente vestidos. En cambio con la humildad sí se ganan los corazones".



Domingo llevaba ya diez años predicando al sur de Francia y convirtiendo herejes y enfervorizando católicos, y a su alrededor había reunido un grupo de predicadores que él mismo había ido organizando e instruyendo de la mejor manera posible. Entonces pensó en formar con ellos una comunidad de religiosos, y acompañado de su obispo consultó al Sumo Pontífice Inocencio III.



Al principio el Pontífice estaba dudoso de si conceder o no el permiso para fundar la nueva comunidad religiosa. Pero dicen que en un sueño vio que el edificio de la Iglesia estaba ladeándose y con peligro de venirse abajo y que llegaban dos hombres, Santo Domingo y San Francisco, y le ponían el hombro y lo volvían a levantar. Después de esa visión ya el Papa no tuvo dudas en que sí debía aprobar las ideas de nuestro santo.



Y cuentan las antiguas tradiciones que Santo Domingo vio en sueños que la ira de Dios iba a enviar castigos sobre el mundo, pero que la Virgen Santísima señalaba a dos hombres que con sus obras iban a interceder ante Dios y lo calmaban. El uno era Domingo y el otro era un desconocido, vestido casi como un pordiosero. Y al día siguiente estando orando en el templo vio llegar al que vestía como un mendigo, y era nada menos que San Francisco de Asís. Nuestro santo lo abrazó y le dijo: "Los dos tenemos que trabajar muy unidos, para conseguir el Reino de Dios". Y desde hace siglos ha existido la bella costumbre de que cada año, el día de la fiesta de San Francisco, los Padres dominicos van a los conventos de los franciscanos y celebran con ellos muy fraternalmente la fiesta, y el día de la fiesta de Santo Domingo, los padres franciscanos van a los conventos de los dominicos y hacen juntos una alegre celebración de buenos hermanos.



En agosto de 1216 fundó Santo Domingo su Comunidad de predicadores, con 16 compañeros que lo querían y le obedecían como al mejor de los padres. Ocho eran franceses, siete españoles y uno inglés. Los preparó de la mejor manera que le fue posible y los envió a predicar, y la nueva comunidad tuvo una bendición de Dios tan grande que a los pocos años ya los conventos de los dominicos eran más de setenta, y se hicieron famosos en las grandes universidades, especialmente en la de París y en la de Bolonia.



El gran fundador le dio a sus religiosos unas normas que les han hecho un bien inmenso por muchos siglos.

Por ejemplo estas:



Primero contemplar, y después enseñar. O sea: antes dedicar mucho tiempo y muchos esfuerzos a estudiar y meditar las enseñanzas de Jesucristo y de su Iglesia, y después sí dedicarse a predicar con todo el entusiasmo posible.

Predicar siempre y en todas partes. Santo Domingo quiere que el oficio principalísimo de sus religiosos sea predicar, catequizar, tratar de propagar las enseñanzas católicas por todos los medios posibles. Y él mismo daba el ejemplo: donde quiera que llegaba empleaba la mayor parte de su tiempo en predicar y enseñar catecismo.



La experiencia le había demostrado que las almas se ganan con la caridad. Por eso todos los días pedía a Nuestro Señor la gracia de crecer en el amor hacia Dios y en la caridad hacia los demás y tener un gran deseo de salvar almas. Esto mismo recomendaba a sus discípulos que pidieran a Dios constantemente.



Los santos han dominado su cuerpo con unas mortificaciones que en muchos casos son más para admirar que para imitar. Recordemos algunas de las que hacía este hombre de Dios.



Cada año hacía varias cuaresmas, o sea, pasaba varias temporadas de a 40 días ayunando a pan y agua.



Siempre dormía sobre duras tablas. Caminaba descalzo por caminos irisados de piedras y por senderos cubiertos de nieve. No se colocaba nada en la cabeza ni para defenderse del sol, ni para guarecerse contra los aguaceros. Soportaba los más terribles insultos sin responder ni una sola palabra. Cuando llegaban de un viaje empapados por los terribles aguaceros mientras los demás se iban junto al fuego a calentarse un poco, el santo se iba al templo a rezar. Un día en que por venganza los enemigos los hicieron caminar descalzos por un camino con demasiadas piedrecitas afiladas, el santo exclamaba: "la próxima predicación tendrá grandes frutos, porque los hemos ganado con estos sufrimientos". Y así sucedió en verdad. Sufría de muchas enfermedades, pero sin embargo seguía predicando y enseñando catecismo sin cansarse ni demostrar desánimo.



Era el hombre de la alegría, y del buen humor. La gente lo veía siempre con rostro alegre, gozoso y amable. Sus compañeros decían: "De día nadie más comunicativo y alegre. De noche, nadie más dedicado a la oración y a la meditación". Pasaba noches enteras en oración.



Era de pocas palabras cuando se hablaba de temas mundanos, pero cuando había que hablar de Nuestro Señor y de temas religiosos entonces sí que charlaba con verdadero entusiasmo.



Sus libros favoritos eran el Evangelio de San Mateo y las Cartas de San Pablo. Siempre los llevaba consigo para leerlos día por día y prácticamente se los sabía de memoria. A sus discípulos les recomendaba que no pasaran ningún día sin leer alguna página del Nuevo Testamento o del Antiguo.



Los que trataron con él afirmaban que estaban seguros de que este santo conservó siempre la inocencia bautismal y que no cometió jamás un pecado grave.



Totalmente desgastado de tanto trabajar y sacrificarse por el Reino de Dios a principios de agosto del año 1221 se sintió falto de fuerzas, estando en Bolonia, la ciudad donde había vivido sus últimos años. Tuvieron que prestarle un colchón porque no tenía. Y el 6 de agosto de 1221, mientras le rezaban las oraciones por los agonizantes cuando le decían: "Que todos los ángeles y santos salgan a recibirte", dijo: "¡Qué hermoso, qué hermoso!" y expiró.



A los 13 años de haber muerto, el Sumo Pontífice lo declaró santo y exclamó al proclamar el decreto de su canonización: "De la santidad de este hombre estoy tan seguro, como de la santidad de San Pedro y San Pablo".



miércoles, 7 de agosto de 2019

Los masones y el venerable Juan Pablo l.

La venerable María Simma, gran mística catolica y de origen austriaca, conocida por su gran devoción a las santas almas del purgatorio, y poder hablar con ellas, nos habla de un acontecimiento muy importante que ocurrió con la muerte del venerable Papa Juan Pablo l. Este relato es una entrevista sacada del libro Sacadnos de aquí, que recomiendo a todo creyente:

 - De las prácticas ocultas, ¿cuál es la más peligrosa?

- La masonería. La masonería conduce al divorcio y al suicidio, pero también a otras prácticas ocultas llevan a lo mismo. Sin embargo, el principal objetivo de los masones es destruir a la Iglesia.
  Las almas del purgatorio me han dicho que los masones fueron quienes asesinaron a nuestro Papa, Juan Pablo I.
Y cuando falleció un cardenal, que había tenido un cargo muy importante, una mujer con dones espirituales de Corintia quiso rezar por él. La mujer rezaba, pero había algo que la obstaculizaba. Lo intentó reiteradamente, pero simplemente no lograba rezar. Un día el mismo cardenal se le apareció con un aspecto fiero y le dijo: "No puedes rezar por mí porque estoy perdido debido a la masonería. Y cargo con Papas en mi conciencia". Entonces junto a su director espiritual, y fue él quien vino a contármelo, llevaron el caso al Vaticano y a sus autoridades más importantes. Una de ellas, que reconoció haber estado en el lecho de muerte de ese cardenal y había sido testigo de sus gritos desgarradores, dijo que no quería morir de esa manera y fue a confesarse con el actual Santo Padre, Juan Pablo ll.




martes, 6 de agosto de 2019

Si viésemos los ojos de Dios, seguro que tendrían lágrimas por el sufrimiento que nosotros le provocamos, que nos provocamos unos a otros y de la impotencia de no poder intervenir en las decisiones humanas que provocan injusticias, pobreza, marginación, muertes... Que nosotros no lloremos por ello, no significa que Dios no lo haga.

lunes, 5 de agosto de 2019

San Juan Pablo ll y los jóvenes.

Los jóvenes siempre estuvieron muy cerca del corazón del Papa, como estuvo el joven discípulo amado durante la última cena muy cerca del corazón de Jesús. Cada vez que San Juan Pablo II se reunía con los jóvenes se repetía aquella escena del evangelio en la que el Maestro respondió a la inquieta pregunta de un joven rico, después de mirarle fijamente a los ojos, y le dijo que para conseguir la vida eterna debía vender cuanto tenía, dárselo a los pobres y seguirle. Pero como nos cuentan los Evangelios, el joven rico se marchó triste. San Juan Pablo II no quería que ningún joven del mundo se marchará triste a la vida diaria, después de haber cruzado su mirada con la de Cristo. Muestra de ello es la carta a los jóvenes que el Papa firmó el 31 de marzo de 1985. En ella decía: 

“La Iglesia mira a los jóvenes; es más, la Iglesia de manera especial se mira a sí misma en los jóvenes, en todos vosotros y a la vez en cada una y en cada uno de vosotros. Así ha sido desde el principio, desde los tiempos apostólicos. Las palabras de san Juan en su Primera Carta pueden ser un singular testimonio: -decía san Juan- Os escribo, jóvenes, porque habéis vencido al Maligno. Os he escrito a vosotros, hijos míos, porque conocéis al Padre… Os he escrito, jóvenes, porque sois fuertes y la Palabra de Dios permanece en vosotros”.

Hoy más que nunca necesitamos de la intercesión de este gran santo, para que nos ayude a cruzar nuestras miradas con la Cristo, dejarlo todo y así poder seguirle.

¿Quien era Karol Wojtyla?



Preguntas y respuestas sobre Juan Pablo II

1. ¿Cómo fue la infancia y la juventud de Juan Pablo II?


Karol Wojtyla nació el 18 de Mayo de 1920 en Wadowice, sur de Polonia. Su familia estaba compuesta por su padre, de nombre Karol, un militar del ejército austro-húngaro, su madre, Emilia, una joven sileciana de origen lituano, y un hermano adolescente de nombre Edmund. Los padres de Karol Wojtyla lo bautizaron a los pocos días de nacer en la Iglesia de Santa María de Wadowice. A los 9 años de edad recibió un duro golpe: el fallecimiento de su madre al dar a luz a una niña que murió antes de nacer. Años más tarde falleció su hermano y en 1941 murió su padre.
Uno de sus profesores, el Padre Zacher, recuerda a Karol como un niño muy inteligente, en algunos momentos de mirada triste, muy emotivo y amante de la libertad. Se le daban de maravilla las lenguas antiguas y modernas, un poco peor la física y la química, y muy bien la literatura, la historia, el deporte (todo tipo de deporte: el esquí, el remo, la natación, el montañismo), la música, la poesía. Pero lo que más le gustaba era el teatro, llegando a fundar el grupo de teatro Estudio 39. Al tiempo que se ganaba el pan de cada día picando piedra, a veces a treinta grados bajo cero, Karol y sus amigos se servían del teatro en esos años durísimos del nazismo para llenar de contenido su vida y la de los demás, entre arrestos de la Gestapo y bombardeos de la Luftwaffe.


2. ¿Cómo Juan Pablo II descubrió y desarrolló su vocación al sacerdocio?


Dada su gran inquietud por el teatro y las artes literarias polacas, cuando aún estaba en el colegio Karol Wojtyla pensaba seriamente en la posibilidad de continuar estudios de filología y lingüística polaca, pero un encuentro con el Cardenal Sapieha durante una visita pastoral, le hizo considerar seriamente la posibilidad de seguir la vocación que tenía impresa -entonces aún sin develarse plenamente- en el corazón: el sacerdocio.
Al desatarse la segunda guerra mundial los alemanes cerraron todas las Universidades de Polonia con el objetivo de invadir no sólo el territorio sino también la cultura polaca. Frente a esta situación Karol Wojtyla con un grupo de jóvenes organizaron una Universidad clandestina en donde estudió filosofía, idiomas y literatura. Poco antes de decidir su ingreso al seminario, el joven Karol tuvo que trabajar arduamente como obrero en una cantera. Según relata el hoy Pontífice, esta experiencia le ayudó a conocer de cerca el cansancio físico, así como la sencillez, sensatez y fervor religioso de los trabajadores y los pobres.
En 1942 ingresó al Departamento teológico de la Universidad Jaguelloniana. Durante estos años tuvo que vivir oculto, junto con otros seminaristas, quienes fueron acogidos por el Cardenal de Cracovia. El 1 de Noviembre de 1946, a la edad de 26 años, Karol Wojtyla fue ordenado sacerdote en el Seminario Mayor de Cracovia y celebró su primera Misa en la Cripta de San Leonardo en la Catedral de Wavel.


3. ¿Cómo fue la vida de Karol Wojtyla de joven sacerdote y obispo?


Al poco tiempo de su ordenación obtuvo la licenciatura de Teología en la Universidad Pontificia de Roma Angelicum y más adelante se doctoró en Filosofía. Si en filosofía se especializó en la ética de Max Scheler, en teología lo hizo en nuestro místico español San Juan de la Cruz. Durante algún tiempo se desempeñó como profesor de ética en la Universidad Católica de Lublin y en la Universidad Estatal de Cracovia. Junto a la docencia ejerció una intensa labor apostólica, especialmente con los jóvenes, con quienes compartía tanto momentos de reflexión y oración como espacios de distracción y aventura al aire libre.
Con 38 años fue consagrado Obispo Auxiliar del Administrador Apostólico de Cracovia, Monseñor Baziak, convirtiéndose en el miembro más joven del Episcopado Polaco. Participó activamente en el Concilio Vaticano II, especialmente en las comisiones responsables de elaborar las constituciones Lumen Gentium y Gaudium et Spes. Con el fallecimiento, en 1964, de Monseñor Baziak, Wojtyla ocupó la sede de Cracovia como titular. Dos años después, el Papa Pablo VI convierte a Cracovia en Arquidiócesis. Durante su labor como Arzobispo, el futuro Papa se caracterizó por la integración de los laicos en las tareas pastorales, la promoción del apostolado juvenil y vocacional, la construcción de templos a pesar de la fuerte oposición del régimen comunista, la promoción humana y formación religiosa de los obreros y el aliento del pensamiento y las publicaciones católicas.


4. ¿Cómo fue la elección de Juan Pablo II?


En mayo de 1967, a los 47 años de edad, el Arzobispo Wojtyla fue creado Cardenal por el Papa Pablo VI. En 1974 el nuevo Cardenal ordenó a 43 nuevos sacerdotes, en la ordenación sacerdotal más numerosa desde que terminó la Segunda Guerra Mundial.
En 1978 muere el Papa Pablo VI y es elegido nuevo Papa el Cardenal Albino Luciani de 65 años quien tomó el nombre de Juan Pablo I. El “Papa de la Sonrisa”, sin embargo, fallece a los 33 días de su nombramiento. El 15 de octubre de 1978, luego de un nuevo cónclave, el Cardenal polaco Karol Wojtyla es elegido como el sucesor de San Pedro, rompiendo con la tradición de más de 400 años de elegir Papas de origen italiano. El 22 de Octubre de 1978 fue investido como Sumo Pontífice asumiendo el nombre de Juan Pablo II.
Si al asomarse al balcón principal de la fachada de la Basílica de San Pedro el nuevo Papa se presentó como un obispo “de un país lejano”, el primer comentario que minutos antes había hecho Juan Pablo II, mientras el sastre le retocaba una de las tres sotanas bancas preparadas de antemano para el Papa recién elegido, fue: “Desde luego, por falta de valor de los señores cardenales para elegir a un Papa de Polonia no ha quedado…”. Y añadió, resignado y sonriente, la frase con la que empieza y termina todas y cada una de sus intervenciones públicas: “¡Alabado sea Jesucristo!”.


5. ¿Por qué es excepcional el pontificado de Juan Pablo II?


Dice el Padre Joaquín Alliende, uno de los hombres de confianza del Papa para las catequesis de las Jornadas Mundiales de la Juventud, que si todos los papas son providenciales, algunos, como Juan Pablo II, además son excepcionales.
“He visto que un Papa no es bastante para abrazar a cada uno. Sin embargo, no puede haber más que un Papa y no sé como multiplicarlo”, dijo en su primera audiencia el Papa Wojtyla. Lo cierto es que este Papa, que será recordado por muchas cosas, lo será también por haber sabido como solucionar este problema. El ha llevado el barco de la Iglesia como un Padre que bendice a cada uno de sus hijos antes de acostarlos cada noche. Ciertamente se ha multiplicado más que nadie, más que ningún otro Papa había podido hacerlo, y en este multiplicarse ha alcanzado muchos récords que bien podrían aparecer en el libro del guinness: Casi un centenar de viajes fuera de Italia, muchos de ellos a más de cinco países a la vez, trece encíclicas; más de ochenta exhortaciones y cartas apostólicas, miles de alocuciones y mensajes, la personal atención a numerosos movimientos y comunidades eclesiales, que sigue personalmente; las novedosas jornadas mundiales de la juventud -año tras año desde 1985- con las que se ha convertido en la persona que más gente ha congregado en la historia, llegando a reunir varios millones de jóvenes.


6. ¿Por qué el Papa es tan comunicativo y televisivo?


Juan Pablo II no es un hombre de multitudes, sino de personas. El siempre esta entre personas, se dirige a personas, provoca la reacción y la respuesta de personas, y nunca de masas. Forma parte de su capacidad de espontánea concentración: mira a cada persona. Y es indiferente a otra mirada, como la mirada de las cámaras o de la televisiones, a las que nunca presta atención. Su telegenia es la telegenia de alguien que no se deja dominar por la cámara, que no se presta a la servidumbre de la imagen pública, y menos a la audiovisual. Él va a lo suyo, y la cámara le sigue. Para él es mejor así, para la cámara, mucho mejor todavía: actúa más libremente. En un estudio realizado en EEUU sobre Juan Pablo II y la televisión, la primera conclusión fue ésta: “Juan Pablo II domina la televisión ignorándola”. Y es que la televisión y el resto de los medios de comunicación quedan fascinados y atraídos por la peculiar “autenticidad semántica” de sus gestos.
Ciertamente la telegenia de Juan Pablo II constituye un nuevo lenguaje religioso, una nueva expresión del mensaje cristiano, una concreción más, entre muchas otras, de que la “nueva evangelización” por el propiciada es nueva “en sus métodos, en su ardor y en sus expresiones”, tal y como por vez primera la definió en Haití en 1983.
7. ¿El Papa es de derechas o de izquierdas?
El Papa –este Papa y todos los demás Papas- no es de derechas ni de izquierdas; es de por encima; es decir, de otra dimensión que no tiene nada que ver con unas categorías políticas que por otra parte están ya hasta pasadas de moda. Lamentablemente, caemos todos, de manera especial, los católicos y desde luego también muchos periodistas, en las trampas del lenguaje, que la sociedad actual nos tiende constantemente. Una de ellas, cada vez más evidente, es la de aplicar al mundo eclesial, al ámbito de la vivencia de la fe, categorías de orden político, o económico, o de estructuración de la sociedad, que no tienen nada que ver con la Iglesia. Ocurre también con la palabra democracia. El Señor, en el Evangelio, no dijo “vamos a hacer unas elecciones, unas primarias”; no, dijo: “tú eres Pedro, y eligió al que iba a ser cabeza de la Iglesia”; ni tampoco dijo “voy a hacer un referéndum sobre la verdad” sino “yo soy la verdad”. De modo que aplicar categorías de otro orden diverso a algo como la Iglesia, no tiene el menor sentido y quienes lo hacen se equivocan. Si lo hacen adrede, todavía se equivocan más, obviamente.


8. ¿Quién quiso matar al Papa?


Veinte años después de aquella trágica mañana del 13 de mayo en la plaza San Pedro, no hay un solo dato incontrovertible que pueda permitir una respuesta precisa y concreta a esta pregunta. Sólo quien lo hizo puede saberlo; pero de ninguna de las investigaciones policiales y judiciales que siguen abiertas se ha podido demostrar, con pruebas irrefutables, quién quiso asesinar a Juan Pablo II. Otra cosa es que todas las indicaciones y pistas hagan pensar razonablemente en que a la Unión Soviética que estaba dando sus últimas boqueadas como tal, le interesaba mucho que alguien como Juan Pablo II dejara de hacer y decir lo que él hacía y decía. Cuando Mijael Gorvachov, aludió indirectamente a esta cuestión muchos años después, todo lo que dijo fue que la caída del muro de Berlín y por tanto del comunismo, no hubiera sido posible sin Juan Pablo II. En cualquier caso, esa ignominia tristemente histórica, pese sobre quien pese, es ya lo de menos; lo que importa es que en cuanto el Papa pudo salir del hospital, lo primero que hizo fue ir a dar un abrazo y perdonar a quien había querido asesinarle.


9. ¿Ha cambiado Juan Pablo II el curso de la historia contemporánea?


La historia, como dijo hace ya muchos años el padre Bartolomeo Sorge, es como un gran mosaico. Cada uno de los acontecimientos son las piezas que lo componen. Tomados uno por uno, nada dicen: no son otra cosa que hechos para la crónica. En cambio, leídos conjuntamente, componen un diseño que los trasciende y que desvela su sentido más recóndito: de crónica se convierten en historia. Se hace crónica cuando se escribe o se habla sobre el Papa polaco, sus orígenes familiares, sus episodios de juventud; etc. Se hace historia, en cambio, cuando, con mirada de fe, se comprende el papel que el Papa polaco, eslavo, ha tenido en el final del comunismo y en la superación de la división del mundo en bloques ideológicos. Es más que evidente que en este sentido el papel de Juan Pablo II ha sido, venturosamente sigue siendo, absolutamente determinante, y desde este punto de vista se puede afirmar con toda legitimidad y verdad que Juan Pablo II ha cambiado el curso de la Historia Contemporánea o por lo menos ha contribuido más que nadie a cambiarlo, y a cambiarlo a mejor.


10. ¿Con su edad y con su actual estado de salud ¿por qué no dimite el Papa?


En primer lugar el Papa, ningún Papa, puede dimitir, porque ante quién lo va a hacer. En todo caso, y si se cumpliesen unas condiciones extremas, el Papa podría renunciar a su altísima misión. Para ello están establecidas en el código de derecho canónico las condiciones de tal no deseable eventualidad. Se ha llegado a plantear la hipótesis, ciertamente muy problemática de qué ocurriría si en un determinado momento hubiera dos sumos pontífices vivos en la Iglesia: el que hubiera renunciado y el nuevo que habría que elegir. El mismo día que comenzaba su 25 año de pontificado, para dejar las cosas muy claras, Juan Pablo II dijo: seguiré adelante hasta el final. Me pongo en manos de María: madre santísima consígueme las fuerzas del alma y del cuerpo para que pueda cumplir hasta el final la misión que me confió el resucitado. No parece, pues, que deba caber duda alguna al respecto. Juan pablo II estará en su puesto hasta el final y hasta el fondo. Cuando alguien de su confianza se atrevió no hace mucho a comentarle preguntas parecidas a esta, el Papa respondió sonriendo: no renuncio porque tampoco Cristo se bajó de la cruz y ciertamente, podía haberlo hecho.

11. ¿Qué dicen del Papa sus Cardenales?


El testimonio de estos tres cardenales bien pueden ser una pequeña muestra de cómo se sienten privilegiados de poder formar parte de este pontificado:
Para el Cardenal Martini, arzobispo emérito de Milán, “Juan Pablo II nunca se cansa de subrayar la centralidad del hombre que, en nuestra civilización, está amenazado por graves peligros. Su magisterio es garantía de llegar a la realización y culminación de aquel acontecimiento que marcó para siempre nuestro siglo: el Concilio Vaticano II”.
Para el Cardenal Antonio María Rouco, Arzobispo de Madrid, “Hoy podemos decir que todo lo que ha ocurrido en Europa Oriental no habría sucedido sin la presencia de este Papa. Hoy, que en la historia de Europa ha habido un viraje profundísimo, Juan Pablo II ha jugado -y juega en ello- un papel decisivo”.
Y para Cardenal Jean Marie Lustiger, Arzobispo de París, “Esta es la etapa más fecunda de su trayectoria pontificia, la de más proyección apostólica sobre este mundo dominado por inmensos sufrimientos. Ante este mundo a la deriva Juan Pablo II enarbola, con decisión y esperanza, la cruz de Cristo Salvador".


12. ¿Quién es Juan Pablo II para las mujeres más carismáticas de la Iglesia?


La Madre Teresa de Calcuta, que en octubre de este año será beatificada por Juan Pablo II, comentaba así la visita del Papa a Calcuta: “La gente decía: Dios ha venido a estar entre nosotros. El Papa ama a los pobres. En la India fue verdaderamente a la casa de los pobres y obligó a nuestro propio pueblo a abrir los ojos. El Papa es un don de Dios”.
Para Patti Mansfield, iniciadora en Estados Unidos de la experiencia de la Renovación Carismática en el seno de la Iglesia Católica, Juan Pablo II “es un tremendo regalo para la Iglesia y para el mundo por su santidad humana, su oración, su sufrimiento, su brillantez intelectual, su carisma para atraer a la gente hacia Dios, su atractivo para los jóvenes, su coraje para enfrentarse a los poderes de este mundo, su firme defensa de la vida humana y el énfasis que pone en transformar el poder en amor, su mensaje de esperanza en medio de tanto pesimismo”.
Chiara Lubich, fundadora del Movimiento de los Focolares, se fija sobre todo en que Juan Pablo II “tiene una enorme capacidad de amar de un modo personalizado. Y porque ama, es libre. Libre de esquemas preestablecidos, libre de abrazar a todos los hombres. Aquello que él hace, por medio de su ministerio, adquiere una dimensión tal, un peso tal, una influencia tal, que no se le puede comparar con ningún otro personaje contemporáneo”.


13. ¿Qué dicen del Papa sus más cercanos colaboradores?


Cuenta así Joaquín Navarro Vals, director de la Sala Stampa del Vaticano, la oficina de prensa más prestigiosa del mundo, que cuando vio por primera vez un texto salido de la mano de Juan Pablo II comprobó que “en el ángulo superior derecho de cada página, antes de redactar el texto, escribe una invocación jaculatoria. Más adelante comprendí que esas jaculatorias de cada página componen el texto de una oración que se desgrana, con pocas palabras por página, a lo largo de los folios que en cada caso escribe. Así, el texto del documento o discurso, es una reflexión que se desvela en el contexto de una plegaria. Y por tanto, lo que escribe, es también oración: oración de la inteligencia. Escribir, para él, es adentrarse con el pensamiento en un tema mientras la inteligencia, simultáneamente, reza”.
Para el Cardenal Camarlengo, Eduardo Martínez Somalo, “El Santo Padre dirige la Iglesia con oración, con ascetismo, con caridad, con verdad, con humildad, con espíritu de colegialidad. El Papa vive entregado a la Iglesia y la dirige con amor apasionado y con una fidelidad inquebrantable a Cristo, y en Cristo y por Cristo, por el bien de todos los hombres a cuyo encuentro va no sólo en las audiencias romanas, sino en su peregrinar apostólico por el mundo como heraldo del Evangelio”.


14. MIKHAIL GORBACHOV. Ex-presidente de la URSS. Premio Nobel de la Paz, habla de Juan Pablo II.


Su Santidad Juan Pablo II ha merecido el reconocimiento y el profundo respeto de miles y miles de personas, cosa que no me sorprende.
A partir del año 1989, en que lo conocí por primera vez, nos hemos visto en muchas ocasiones. Y en cada encuentro se reforzaba la convicción de que el Papa era un hombre de una gran inteligencia, con la conciencia pura y dotado de nobles propósitos. A Juan Pablo II lo han llamado a menudo el Gran Papa. No formo parte de la Iglesia, pero estoy plenamente de acuerdo…A Juan Pablo II se le ha visto a menudo como un gran político, y no podemos dejar de estar de acuerdo. Es más, probablemente él es el político más grande de la época contemporánea. La suya es una dirección política basada en la negación de la lógica de la violencia, en la lucha continua por las ideas de paz y de un nuevo orden mundial, verdaderamente pacífico y justo.
Quisiera añadir una consideración muy importante: Juan Pablo II es sobre todo un Hombre, un Hombre con mayúscula. Y él es el defensor del hombre, de toda la humanidad. El defensor de los derechos humanos sin hipocresía, un defensor sincero y perseverante…Él es un verdadero apóstol de humanismo.


15. LECH WALESA, Ex-presidente de la República de Polonia, habla de Juan Pablo II


Estoy seguro de que, entre todos los líderes de la historia, Su Santidad Juan Pablo II ocupa un lugar especial. No sólo porque es el jefe espiritual de muchos de miles de católicos, sino también porque es Vicario de Cristo.
En su primer viaje a Polonia, el Santo Padre nos dio tres sencillas indicaciones: "Vivid en la verdad", "No tengáis miedo", "Cambiad el rostro de esta tierra"… Aquella semilla plantada en la tierra polaca dio como fruto el nacimiento de los primeros sindicatos libres en un país comunista, y contribuyó, sucesivamente, a la libertad de Polonia, así como a la de toda la Europa del Este, con la caída más general del comunismo.
Alguien ha dicho que ésta ha sido la respuesta justa a la pregunta de Stalin, que había preguntado riéndose: "¿Cuántas divisiones militares tiene el Papa?". En efecto, no tenía ni una, per la "palabra que se convierte en sustancia ha sido capaz de cambiar el destino de países e imperios… Así, pues, si preguntáis quién es el autor de la independencia polaca y de la caída del Muro de Berlín y del imperio soviético, la respuesta es una sola: Juan Pablo II. Sin él todo esto no habría sucedido nunca. Él ha activado la reacción en cadena de la que somos testigos.


16. ¿Habla Juan Pablo II sólo para los católicos?


Todos hemos sentido alguna vez miedo. Cada día que nos levantamos, cuando encendemos la radio, solemos tener la duda, quizá la sospecha, de que la fecha esté marcada en el calendario en color de rojo. ¿Qué nos pasará hoy? ¿Qué habrá ocurrido en España, en Europa, en el mundo? ¿Y la amenaza de la guerra? ¿Y el hambre, el terrorismo, la violencia? Son sentimientos comunes a todos los hombres. Y, sin embargo, cuando el 22 de octubre de 1978, el recién elegido Juan Pablo II pronunció en la plaza de San Pedro aquella, hoy ya, famosa frase de “!No tengáis miedo!” estaba haciendo una invitación a todos los hombres, a cada uno de nosotros, a no tener miedo. Era una invitación a pensar que los hombres, todo hombre y todos los hombres, hemos sido redimidos por Cristo. Como Juan Pablo II nos recordó en su primera encíclica, Redemptor Hominis, el poder de la Cruz de Cristo y de su resurrección es más grande que todo el mal que pueda hacer que el hombre tenga miedo. Juan Pablo II se dirige al corazón atemorizado del hombre con el eco de las palabras del Maestro: No tengáis miedo.
El mensaje del Papa y sus destinatarios (31-40)

17. ¿Habla Juan Pablo II sólo para los ricos, los poderosos, los que tienen cultura?

El lenguaje de Juan Pablo II es el lenguaje universal del corazón del hombre. Juan Pablo II no sólo habla a los jefes de las naciones, a los líderes del mundo. También lo hace cuando se acerca a un niño y le acaricia; cuando abraza a un sacerdote anciano; o cuando mira a los ojos de su interlocutor. Juan Pablo II nos recuerda, en cada uno de sus gestos, en cada una de sus palabras, que es testigo de la vida que es más fuerte que la muerte; que es testigo de Dios, que da la vida porque es amor. El amor es patrimonio de todos los hombres. Para Dios, que es amor, no importa tener mucho o tener poco, saber mucho o saber poco. Lo que Dios quiere, y nos lo repite constantemente Juan Pablo II, es que el hombre, todo el hombre y todos los hombres, conozcamos y amemos a Cristo, nuestro salvador. En su primera encíclica, Juan Pablo II nos dijo que la misión del cristiano es “revelar a Cristo al mundo, ayudar a todo hombre para que se encuentre a sí mismo en él, ayudar a las generaciones contemporáneas de nuestros hermanos y hermanas, pueblos, naciones, Estados, humanidad, países en vías de desarrollo y países de la opulencia, a todos, a conocer “las insondables riquezas de Cristo” porque éstas son para todo hombre y constituyen el bien de cada uno”.

18. ¿Qué les ha dicho Juan Pablo II a los niños?

Un día, Jesús, dijo “Dejad que los niños se acerquen a mí”. Juan Pablo II también ha repetido las palabras del Maestro: Dejad que los niños se acerquen a mí. El 13 de diciembre de 1994, el Papa escribió una deliciosa carta a los niños del mundo en la que les decía que “si es cierto que un niño es la alegría no sólo de sus padres, sino también de la Iglesia y de toda la sociedad, es cierto igualmente que en nuestros días muchos niños, por desgracia, sufren o son amenazados en varias partes del mundo: padecen hambre y miseria, mueren a causa de enfermedades y de la desnutrición, perecen víctimas de la guerra, son abandonados por sus padres o condenados a vivir sin hogar, privados del calor de una familia propia, soportan muchas formas de violencia y de abuso por parte de los adultos”. Juan Pablo II nos ha enseñado a los mayores, hablando a los niños, qué significa aquello que dijo Jesús: ¿Si no os hacéis como niños no entraréis en el reino de los cielos? Sólo quienes encuentran en Dios a un Padre; sólo los que están llenos de entrega confiada y son ricos en bondad y puros, son como niños. La mejor tarjeta de presentación para entrar en el reino de los cielos.


19. ¿Qué les ha dicho Juan Pablo II a los ancianos?


Cumplidos ya 79 años, un día, Juan Pablo II, cogió su pluma y se puso escribir una carta a los ancianos. La carta comenzaba así: “He sentido el deseo, siendo yo también anciano, de ponerme en diálogo con vosotros. Lo hago, ante todo, dando gracias a Dios por los dones y las oportunidades que hasta hoy me ha concedido en abundancia”. Más adelante, el Papa anciano nos recordaba a todos que “los ancianos ayudan a ver los acontecimientos terrenos con más sabiduría, porque las vicisitudes de la vida los han hecho expertos y maduros. Ellos son depositarios de la memoria colectiva y, por eso, intérpretes privilegiados del conjunto de ideales y valores comunes que rigen y guían la convivencia social. Excluirlos es como rechazar el pasado, en el cual hunde sus raíces el presente, en nombre de una modernidad sin memoria”. Y, al final, el Papa anciano invitaba a los ancianos del mundo a rezar con el: “Cuando venga el momento del “paso” definitivo, concédenos afrontarlo con ánimo sereno, sin pesadumbre por lo que dejemos. Porque al encontrarte a Ti, después de haberte buscado tanto, nos encontraremos con todo valor auténtico experimentado aquí en la tierra, junto a quienes nos han precedido en el signo de la fe y de la esperanza”.


20. ¿Qué les ha dicho el Papa a los jóvenes?


Los jóvenes están muy cerca del corazón del Papa, como estuvo el joven discípulo amado durante la última cena muy cerca del corazón de Jesús. Cada vez que Juan Pablo II se reúne con los jóvenes se repite aquella escena del evangelio en la que el Maestro respondió a la inquieta pregunta de un joven rico, después de mirarle fijamente a los ojos, y le dijo que para conseguir la vida eterna debía vender cuanto tenía, dárselo a los pobres y seguirle. Pero como nos cuentan los Evangelios, el joven rico se marchó triste. Juan Pablo II no quiere que ningún joven del mundo se marche triste a la vida diaria, después de haber cruzado su mirada con la Cristo. Muestra de ello es la carta a los jóvenes que el Papa firmó el 31 de marzo de 1985. En ella decía: “La Iglesia mira a los jóvenes; es más, la Iglesia de manera especial se mira a sí misma en los jóvenes, en todos vosotros y a la vez en cada una y en cada uno de vosotros. Así ha sido desde el principio, desde los tiempos apostólicos. Las palabras de san Juan en su Primera Carta pueden ser un singular testimonio: -decía san Juan- Os escribo, jóvenes, porque habéis vencido al Maligno. Os he escrito a vosotros, hijos míos, porque conocéis al Padre… Os he escrito, jóvenes, porque sois fuertes y la Palabra de Dios permanece en vosotros”.


21. ¿Qué les ha dicho el Papa a las mujeres?


El 4 de septiembre de 1995 se inauguró al Conferencia de Pekín sobre la mujer en el mundo. La Secretaria General de esa conferencia, la señora Gertrude Mongella, se había reunido meses antes con Juan Pablo II. Al término de la entrevista comentó que “si todo el mundo razonará como Juan Pablo II, no sería necesario celebrar conferencias de esta clase”. El 29 de junio de 1995, Juan Pablo II escribió una Carta a las mujeres en la que decía “la dignidad de la mujer ha sido ignorada con demasiada frecuencia y sus prerrogativas, tergiversadas. Se las ha relegado al margen de la sociedad y se las ha reducido a simples siervas, lo que ha conducido a un empobrecimiento espiritual de la humanidad”. Juan Pablo II ha explicado, como nadie, lo que es y significa “el genio femenino”, y nos ha recordado a todos que “el respeto por la mujer, el asombro por el misterio de la feminidad, y en fin, el amor esponsal de Dios mismo y de Cristo como se manifiesta en la Redención, son todos elementos de la fe y de la vida de la Iglesia que no han estado nunca completamente ausentes de Ella”. Juan Pablo II ha abierto las espuertas a una rica y fecunda teología de la mujer, que se fija en la Virgen María como inspiradora sin igual.


22. ¿Qué les ha dicho el Papa a las familias?


Cuando Juan Pablo II le habla a las familias, piensa siempre en la Sagrada Familia de Nazaret. Cristo vino al mundo en el seno de una Familia. Y Cristo viene a cada una de nuestras familias en la medida en que son lo primero y los más importante para cada uno de nosotros, y, así, se cumple lo que afirma el Concilio Vaticano II, que Cristo “manifiesta plenamente el hombre al propio hombre”. Muchas han sido las ocasiones en las que Juan Pablo II se ha dirigido a las familias. Hay dos textos suyos de especial relevancia: la encíclica “Familiaris consortio” y la Carta a las Familias, con motivo del año internacional de las familias. En ambos textos, el Papa insiste en que no hay persona, ni sociedad, sin familia. La especial preocupación de la Iglesia, y el particular trabajo por la causa de la familia, no es más que un empeño por la dignidad del hombre, por la defensa del hombre en toda su integridad. La familia es la auténtica escuela de amor, de verdad, de caridad, de libertad y de generosidad. El futuro del hombre, de la humanidad, depende de la familia. “La Iglesia, ha escrito Juan Pablo II, conoce el camino por el que la familia puede llegar al fondo de su más íntima verdad. Este camino, que la Iglesia ha aprendido en la escuela de Cristo y en la de la historia no lo impone, sino que siente en sí la exigencia apremiante de proponerla a todos sin temor, con gran confianza y esperanza, aun sabiendo que la “buena nueva” conoce el lenguaje de la cruz”.


23. ¿Qué les ha dicho el Papa a los sacerdotes?


Es posible que la imagen de los sacerdotes en los medios de comunicación no esté muy bien tratada. Y, por tanto, sea difícil explicar hoy qué es un sacerdote. Sin embargo, si miramos a Juan Pablo II nuestras dudas se aclaran. El Papa es el gran párroco del mundo. Cada año, desde hace muchos, Juan Pablo II escribe a todos los sacerdotes una carta con motivo del jueves santo. El Papa comenzó a forjar su corazón y su inteligencia de padre y pastor desde el día de su ordenación sacerdotal. Fue su inicial ministerio la mejor escuela de caridad, de vida y de entrega a la Iglesia. Con motivo del cincuenta aniversario de su ordenación sacerdotal, escribió un precioso libro en el que contaba su vocación al sacerdocio. Y decía “ si se analizan las aspiraciones del hombre contemporáneo en relación con el sacerdote, se verá que, en el fondo, hay en el mismo una sola y gran aspiración: tiene sed de Cristo. ¡Al sacerdote se le pide a Cristo! Y de él, el hombre contemporáneo, tiene derecho a esperarlo, ante todo mediante el anuncio de la Palabra”.


24. ¿Cuál es la mirada de Juan Pablo II sobre los interrogantes del hombre contemporáneo?


Ya en su primer saludo a la ciudad de Roma y al mundo, Juan Pablo II interpeló a los hombres y mujeres de nuestro tiempo con una exclamación que ha repetido después en numerosas ocasiones: “¡no tengáis miedo!, sólo Cristo conoce el corazón del hombre”. En la encíclica Redemptor Hóminis, que señala las líneas maestras de su pontificado, Juan Pablo II afirma que el hombre, con sus esperanzas, debilidades y temores, es el camino que debe recorrer la Iglesia. La tarea de la Iglesia es orientar la mirada y la conciencia del hombre hacia Cristo, el único que puede darle el sentido pleno de su existencia. En este sentido, el Papa no ha dejado de recordar que no existe ningún otro interlocutor que esté a la altura de los deseos y las exigencias del corazón humano, sino Jesucristo.
¡Qué valor debe tener el hombre a los ojos del Creador, si ha merecido tener tan grande Redentor!, exclama Juan Pablo II en su primera Encíclica. En realidad el cristianismo es este profundo estupor respecto al valor y la dignidad del hombre.


25. ¿Qué lugar ocupa la defensa y promoción de la vida, en el Magisterio de Juan Pablo II?


Consciente de las especiales dificultades de la cultura contemporánea para reconocer el significado y valor de la vida humana en toda su plenitud, Juan Pablo II ha colocado “el Evangelio de la vida” en el centro de su magisterio. La encíclica Evangelium Vitae, es una bellísima exposición del valor sagrado e inviolable de toda vida humana, desde su inicio y hasta su término. Sobre este valor se fundamentan, advierte el Papa, la convivencia humana y la misma comunidad política.
No ha faltado en sus intervenciones, la denuncia de las amenazas que se ciernen sobre la vida humana: el aborto, la eutanasia y la manipulación de embriones; también el terrorismo y la explotación económica que condena al hambre a poblaciones enteras.
Juan Pablo II observa una especie de eclipse del valor de la vida en nuestra cultura contemporánea, y por eso pide a todos los miembros de la Iglesia, que ofrezcan nuevos signos de esperanza para edificar una civilización de la verdad y del amor.


26. ¿Por qué considera Juan Pablo II a las familias una esperanza firme para el futuro de la humanidad?


El Papa ha dedicado una parte importante de su predicación a explicar el profundo misterio de la unión conyugal, así como la vida de la familia que nace de ella. El ser humano no fue creado para la soledad, sino para la comunión, y ésta se realiza de un modo singular en la relación entre un hombre y una mujer que deciden unir sus existencias en un único proyecto de vida. Juan Pablo II observa que a pesar de las dificultades, Jesús no dejó de afirmar el designio originario de Dios sobre el matrimonio: un amor incondicional, indisoluble y abierto a la vida. Como pastor cercano, el Papa no desconoce las dificultades y los dramas en la vida de las familias, pero también sabe que Jesús proporciona a los esposos, a través del sacramento, la gracia necesaria para superarlas. Las familias cristianas están llamadas a ofrecer un testimonio de caridad y acogida, convirtiéndose así en protagonistas de la misión de la Iglesia.


27. ¿Cómo entiende Juan Pablo II la relación entre la fe y la razón humana?


Para Juan Pablo II la fe y la razón son como las dos alas con las cuales el espíritu humano se eleva hacia la contemplación de la verdad. Por una parte, en el hombre alienta el deseo de conocer la verdad de sí mismo, de la realidad entera y de su Misterio último, que es Dios. Por otra, Dios mismo ha querido revelarse en términos comprensibles, a través de las palabras y los gestos de Jesucristo, el Hijo de Dios hecho hombre. En su encíclica Fides et Ratio, Juan Pablo II muestra el drama de la separación entre fe y razón, porque si la razón del hombre se ve privada de la Revelación, se vuelve presuntuosa o tiende a renunciar a su meta final; y si la fe ignora la razón, corre el peligro de verse reducida a mito o superstición.
Por eso ha pedido a los filósofos y científicos una nueva apertura al anuncio cristiano, y a los teólogos, un renovado empeño para expresar la fe en el contexto cultural de nuestro tiempo.


28. ¿Qué novedad aporta el magisterio de Juan Pablo II sobre el trabajo humano?


La experiencia personal del mundo del trabajo que Karol Wojtyla llevó consigo a la Sede de Pedro, le ha permitido elaborar un magisterio especialmente rico y original sobre esta materia. De hecho, Juan Pablo II es el primer Papa de la historia que ha dedicado toda una Encíclica al trabajo humano, la Laborem Exercens. En ella afirma que el trabajo es la clave esencial de toda la cuestión social. Especialmente sugestiva es la presentación que hace en este documento de la dimensión subjetiva del trabajo: el sujeto del trabajo es el hombre, creado a imagen y semejanza de Dios, que ha recibido el encargo de “dominar la tierra”. Por eso el hombre, mediante su trabajo, participa en la tarea de la creación, y al mismo tiempo se realiza en su humanidad. El Papa recuerda con fuerza la prioridad del trabajo humano sobre el capital, y subraya la solidaridad como nota distintiva de la verdadera experiencia del trabajo vivida en común. En sus numerosos viajes, no ha dejado de alzar la voz en defensa de condiciones laborales más justas para los trabajadores.


29. ¿De qué forma ha afrontado Juan Pablo II la relación entre la Iglesia Católica y el judaismo?


Movido por su propia experiencia y sensibilidad personales, Juan Pablo II ha hecho avanzar con determinación el diálogo de la Iglesia católica con el mundo judío. Quedan para la historia su visita a la Sinagoga de Roma, en la que se dirigió a los judíos como “nuestros hermanos mayores”; su discurso en el museo del Holocausto de Jerusalén, donde afirmó que sólo una ideología sin Dios podía llevar a cabo el exterminio de un pueblo entero; y su oración en el Muro de las Lamentaciones, donde pidió perdón a Dios por cuantos en la historia han causado sufrimiento a los hijos de Abraham. Bajo su impulso se publicó una reflexión sobre la tragedia de la Shoá, en la que la Iglesia expresa el deseo de construir un futuro nuevo en el que no existan sentimientos antijudíos entre los cristianos, ni sentimientos anticristianos entre los judíos, sino el respeto mutuo exigido entre quienes adoran al único Creador y Señor, y consideran a Abraham su padre común en la fe.


30. ¿Cuáles son para Juan Pablo II las claves para establecer una paz justa y duradera en el mundo?


Los pilares de la paz verdadera son la justicia y esa forma particular del amor que es el perdón, afirmó el Papa pocos meses después de la tragedia del Once de Septiembre. Recogiendo la idea de San Agustín, Juan Pablo II define la paz como “la tranquilidad del orden”, que es mucho más que la ausencia de hostilidades: es el orden establecido por Dios, que tiene en su centro la dignidad inviolable de cada persona. Consciente de los numerosos conflictos que afligen a nuestro mundo, Juan Pablo II advierte que la verdadera paz requiere sanar las heridas abiertas en las relaciones entre personas y comunidades, y para eso son necesarias la justicia y el perdón. Por un lado, la justicia es una virtud moral y una garantía legal que vela sobre el pleno respeto de los derechos y los deberes de todos. Pero el Papa advierte con sabiduría que la justicia humana es siempre frágil e imperfecta, por lo que debe completarse con el perdón, que cura las heridas y restablece en profundidad las relaciones humanas truncadas.


31. ¿Qué le ha impulsado a Juan Pablo II a realizar 103 viajes apostólicos?


Fue Jesús quien encomendó a los apóstoles la misión de ir por el mundo para predicar el Evangelio. Evangelizar, comunicar la Buena Nueva por todos los rincones del planeta… San Pablo en su carta a los romanos escribió con poético realismo: "Qué hermosos son los pies de aquellos que van proclamando el esperanzador anuncio de la paz"… Juan Pablo II siguiendo la voluntad de Cristo y con el entusiasmo de Pablo, pocos días después del inicio del pontificado, dejó claro que su pontificado sería itinerante. El telón de fondo del papado no solo sería la cúpula y la plaza de San Pedro, serían también rascacielos, aldeas perdidas, campos y ciudades de los cinco continentes. Desde el primer momento sus palabras no dejaron lugar a dudas: "Quiero acercarme a todos, a los qu rezan y donde rezan… Al beduino en la estepa, a la carmelita o al monje cisterciense en sus conventos; al enfermo en su lecho de sufrimiento, al oprimido, a los humillados… a todos y por doquier. Desearía traspasar el umbral de todas las casas…He decidido viajar hasta los extremos confines de la tierra". A los periodistas, en uno de los vuelos nos dirá: "Cada día recorro en la oración una geografía espiritual… Mi espiritualidad es un poco geográfica".


32. ¿Cuáles son los objetivos de los viajes del Papa?


Al regresar de una de las visitas a África, Juan Pablo II explicó que se consideraba el párroco del mundo: "Hasta ahora los feligreses se acercaban a la parroquia, ahora es el párroco quién debe ir entre las gentes". Confirmar a los hermanos en la fe es la razón principal de "estas peregrinaciones al santuario viviente del pueblo de Dios". Tres meses después de su elección a la cátedra de Pedro, en su primer viaje pastoral a Méjico, para presidir en Pueblo de los Ángeles la tercera conferencia del episcopado latino americano, en la escala de Santo Domingo le preguntamos al papa: "¿hacia donde iba el pontificado de Juan Pablo II? y contestó sin dudarlo "Hacia adelante, en busca y en defensa del hombre y con el Evangelio en la mano". Al regresar a Roma una semana más tarde, el primero de febrero de 1979, dirá: "He rezado por un mundo mas pacífico, más justo y más humano". Confirmar y alentar a los hermanos en la fe es la principal razón de los viajes de Juan Pablo II. No importa que sean pocos, como en Azerbayan donde la comunidad católica apenas son 130 miembros. El papa va para asegurarles que está con ellos; que la Iglesia no les abandona.


33. ¿Qué mensaje lanzó Juan Pablo II desde la sede de las Naciones Unidas en 1995?


El Papa ante la Asamblea general de la ONU, planteó la necesidad de elaborar una Carta Internacional de los derechos de los pueblos, una Carta Magna, como medio siglo antes, fue la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Desde la tribuna de los oradores, en el palacio de cristal, acusó a los "nacionalismos exclusivos de causar una pesadilla de violencia". Hizo referencia "a los derechos de las naciones" como "complemento imprescindible de los derechos humanos y señaló que solo con la transformación cualitativa de este esperanzador foro mundial, identificado con la paz "se podrá -dijo el Papa- acabar también cn la guerra fría. Les animó a superar los miedos y construir una civilización basada en la solidaridad. Pronunció un mensaje apasionado que concluyó con un vehemente anhelo: "Con la ayuda de Dios podemos construir una verdadera cultura de la libertad. Podemos y ¡debemos hacerlo!" y haciéndolo, nos daremos cuenta de que las lagrimas del siglo XX han preparado el terreno para una nueva primavera del espíritu humano". De pie, los cientos de delegados acogieron el discurso papal con quince minutos de aplausos.


34. ¿Cuántas veces ha visitado Juan Pablo II su amada Polonia?


Nueve, la última aunque muchos aseguran que ha sido la penúltima, fue a mediados del pasado agosto, cuando acarició tierna melancólicamente los lugares más queridos. Desde el helicóptero sobrevoló, su Wadowice natal, transcurrió cuatro días en Cracovia, Rezó en la catedral de Wavel donde fe ordenado sacerdote en 946, visitó la Iglesia de San Florian, de la que fue vice parroco, la tumba de sus padres y desde el cielo admiró los montes Tatra donde esquiaba desde niño. Fue el viaje en el recuerdo, el viaje de la memoria. Desde el primero habían transcurrido 23 años. Era el 2 de junio de 1979, Polonia estaba bajo el Imperio Soviético pero en la plaza de la Victoria, aquella misma tarde Juan Pablo II celebró la Misa junto a una gigantesca cruz y en la homilía afirmó que: "No se puede excluir a Jesucristo de la historia del hombre; que no se le puede excluir en ninguna parte del globo y en cualquier latitud y longitud geográficas". En el segundo viaje, en 1983 en Polonia volvieron a oirse rumor de sables y al sindicato Solidaridad le habían cortado las alas… Fue un viaje triste, cargado de amenazas. El papa volvió en 1987 para recordarle a Moscú, en presencia del marxista, general Jaruzelski "que Polonia conserva intacta la fe cristiana y propone la propia victoria espiritual al Este que se enfrenta a Dios y al rico Occidente que se jacta de no necesitar al Señor".


35. ¿Cuál ha sido el viaje para Juan Pablo II con mayor significado?


Sin duda, el viaje a la Tierra de Cristo… a Tierra Santa. Más que un viaje una peregrinación a los lugares donde nació Jesús -Belen- a Nazareth donde vivió con sus padres… a Galilea por donde fue predicando el Evangelio, a Jerusalén donde Cristo sufre la Pasión, Muerte y Resucitará para darnos la Vida Eterna. Era el sueño de un pontificado itinerante que logrará hacerse realidad el 20 de marzo del 2000. Ese día el sucesor de Pedro hizo el camino inverso al apostol. Desde la Ciudad Eterna a la Ciudad Santa. Una semana más tarde, Juan Pablo II se despidió de Jerusalén, subiendo al Gólgota y besando la piedra del sepulcro en la Basílica del Santo Sepulcro, pero ants había rezado en el Monte de los Olivos y celebrado la Eucaristía en el Cenáculo.
Visitó al Gran Mufti junto a la mezquita de Albutar y a los hebreos les rindió un homenaje visitando el Museo del Holocausto y en el Muro de las Lamentaciones, dejó escrito la petición de perdón por el daño que la Iglesia Católica ha podido hacer al pueblo judío. A los unos y a los otros, les pidió "trabajar juntos y unidos, en favor de la reconciliación y la paz; y cerrar con determinación las heridas del pasado".


36. ¿Qué espera el Papa de los jóvenes del tercer milenio?


En el discurso del Papa a los jóvenes en el Monte del Gozo en Santiago de Compostela, les dijo expresamente:” No tengáis miedo a ser santos...” El Papa invita a los jóvenes a ser heraldos del Evangelio, mensajeros del amor, testigos valientes de Cristo que no tengan miedo a proclamar con su vida que hoy Cristo, sigue viviendo en medio de nosotros. Les invita a que sean mensajeros de verdad, para ser testigos en el mundo, sobre todo ante sus compañeros de viaje, los jóvenes, que buscan el camino, la verdad, y la vida... “Ha llegado la hora de la nueva evangelización”, y a ello invita con fuerza el Papa... porque hoy más que nunca el mundo necesita de ti, de mi, de todos, para proclamar con fuerza el mensaje del Evangelio: que sólo el amor podrá hacer arder al mundo.


37. El Papa está trabajando por la paz ¿qué les pide a los jóvenes constructores de paz?


Nadie pone en duda la situación por la que está atravesando el mundo, ni los esfuerzos del Papa por que la Paz sea una realidad, y no una utopía. Pero el Papa, siempre ha sido el heraldo de la paz, y en el mensaje que transmitió a los jóvenes en Santiago en el año 1989 les dijo: “...Queridos jóvenes, la expectativa que la humanidad va cultivando entre tanta injusticia y sufrimiento, es la nueva evangelización marcada por la libertad y la paz. Los jóvenes, según palabras del Papa, son los constructores que, guiados por la fuerza del amor, para edificar en la ciudad del hombre, la ciudad de Dios. Y les dice que son el futuro, son el mañana, colaboradores con Dios en la edificación de la civilización del amor. Y atendiendo a las palabras del Papa, nosotros, jóvenes del tercer milenio, hemos de ser testigos de ese mensaje de paz y amor que brota de un Cristo que hoy nos sigue animando a construir un mundo mejor... pero solo podremos conseguirlo, si en nuestro entorno más cercano somos capaces de construir y transmitir esa paz. Sólo así, haremos posible que ese mundo mas justo, ese sueño de un mundo en paz se haga realidad.


38. ¿Que dice el Papa a los jóvenes novios y matrimonios en un mundo en el que la familia esta siendo atacada?


Con ocasión del encuentro del Papa con los jóvenes en el estadio Santiago Bernabéu en su primera visita a España, dirigiéndose a los jóvenes les dijo: “Jóvenes que me escucháis... Cristo desea enseñaros la maravillosas riqueza del amor conyugal. Dejad que sea Él quien hable a vuestro corazón. No huyáis de Él. Tiene algo importante que deciros para el futuro de vuestro amor...” Invita a los jóvenes a que se esfuercen por descubrir la verdadera dimensión del amor, dejando de lado lo que el mundo quiere venderles. Los jóvenes han de hacer que el amor vuelva a su fuente;: Cristo, siendo testigos de la verdad, del amor... única verdad digna de seres humanos, llamados a formar parte de la familia de Dios...


39. ¿Que dice el Papa a los jóvenes que sienten la llamada del Señor a la vida consagrada?


En el discurso que el Papa dirigió a los jóvenes en Santiago de Compostela, allá por el año 1989, les dijo: “...Mis amados jóvenes, ¡no tengáis miedo de responder con generosidad a la llamada del Señor. ¡Que vuestra fe brille ante el mundo! ¡Que vuestras acciones muestren vuestro compromiso derivado del mensaje de salvación del Evangelio...! ¡... Mis queridos jóvenes de todos los continentes, ¡no tengáis miedo de ser los santos del nuevo milenio! Sed contemplativos y amantes de la oración, coherentes con vuestra fe y generosos en el servicio a los demás... escuchadme, responded al Señor con corazón fuerte y generoso...” Hoy, los jóvenes del tercer milenio siguen respondiendo con generosidad a la llamada del Señor que les invita a seguirle... jóvenes testigos y testimonios vivos para el mundo... jóvenes que nos siguen demostrando que merece la pena entregar una vida por el Reino.


40. ¿Qué dice el Papa a los jóvenes que quieren comprometerse en el mundo?


En el discurso que el Papa dirige a los jóvenes en su alocución de bienvenida en el Exhibition Place de Toronto el pasado año, dirigiéndose entusiasmado a los miles de jóvenes congregados les dice: “...Queridos jóvenes, cuando, sabéis ser dignamente sencillos en un mundo que paga cualquier precio al poder; cuando sois limpios de corazón entre quien juzga sólo en términos de sexo, de apariencia o hipocresía; cuando construís la paz en un mundo de violencia y de guerra; cuando lucháis por la justicia ante la explotación del hombre por el hombre o de una nación por la otra; cuando con la misericordia generosa no buscáis la venganza; sino que llegáis a amar al enemigo; cuando en medio del dolor y las dificultades no perdéis la esperanza y la constancia en el bien, apoyados en el consuelo y ejemplo de Cristo y en el amor al hombre hermano. Entonces os convertís en transformadores eficaces y radicales del mundo y en constructores de la nueva civilización del amor, de la verdad, de la justicia, que Cristo trae como mensaje...no tengáis miedo, Cristo está con vosotros...”


41. ¿Qué dice el Papa a los jóvenes sobre la felicidad?


En Toronto, durante la vigilia de oración en Downsview con los jóvenes, muy ilusionado les dijo: “... El espíritu del mundo ofrece muchos espejismos, muchas parodias de la felicidad. Quizá no haya tiniebla más densa que la que se introduce en el alma de los jóvenes cuando falsos profetas apagan en ellos la luz de la fe, de la esperanza y del amor. El engaño más grande, la mayor fuente de infelicidad es el espejismo de encontrar la vida prescindiendo de Dios, de alcanzar la libertad excluyendo las verdades morales y la responsabilidad personal. Jesús os invita a elegir entre estas dos voces...” Y esa es la clave de la felicidad, un hombre, un nombre que todo lo llena: Cristo Jesús que tiene palabras de vida eterna.


42. ¿Cómo pueden ser los jóvenes luz en un mundo rodeado por las sombras de la noche?


En el mensaje que el Papa dirige a los jóvenes el domingo de Ramos del año 2002 en Roma, les invita a ser “los centinelas de la mañana”. Y sigue haciendo una llamada a ser testigos de la luz allá donde cada joven se encuentre, siendo mensajeros del Reino en el mundo, siendo sal para la tierra, y luz para un mundo que agoniza en medio de la oscuridad de la noche. Les invita a que no se presten a ser instrumentos de violencia y destrucción, que defiendan la paz, incluso a costa de la propia vida si fuera necesario. Que no se conformen con un mundo en el que muchos seres humanos se mueren de hambre, que no tienen trabajo... defensores de la vida en cada momento de su desarrollo, y que se esfuercen en construir un mundo mas habitable para todos.